Según el último sondeo de la Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (Afadhya), en los meses cálidos en la Argentina el consumo de helado artesanal llega al 80% de la población y el consumo per cápita anual es de 6,9 kilos.
En nuestro país, dos de cada diez consumidores se reconocen como “fanáticos del helado”, de acuerdo con este estudio: lo comen todo el año, piensan que siempre es una buena ocasión para consumirlo, lo suelen tener en su casa y les gusta descubrir heladerías de barrio.
Los argentinos consultados valoran del helado artesanal la calidad de las materias primas, su cremosidad y su consistencia. Será por eso que las marcas locales logran aceptación también fuera del país.
Con errores y aciertos y teniendo que adaptarse a los gustos y las formas de consumo de cada lugar (por ejemplo: en Chile, los helados suelen comprarse en supermercados y shoppings en lugar de locales a la calle), las principales heladerías locales también triunfan en el exterior.
El helado argentino que se disfruta afuera
Freddo
En 1969 dos familias inmigrantes italianas abrieron el primer local en Buenos Aires. Freddo fue furor durante más de una década, pero los ´90, cuando pasó a manos del grupo inversor The Exxel Group y posteriormente en 2001 al Banco Galicia, no fueron años de esplendor. Sin embargo, la marca supo recuperarse con un cambio de estrategia. Desde 2018 todos los locales son franquiciados. Además, cerró la planta de producción de Balvanera y la tercerizó en una fábrica en Rosario.
En 2004 el fondo de inversión Pegasus compró la empresa por unos 20 millones de dólares. Hoy, produce tres millones de kilos de helado para heladería al mes, que se reparten en toda la región. Con 180 locales en Chile y Uruguay (donde se había establecido brevemente en los ´90), Brasil, Panamá, México y los Estados Unidos, con envíos a Canadá, también está en el segmento de retail en Perú y Paraguay.
Grido
Esta marca cordobesa se presenta como la cuarta cadena de heladerías más grande del mundo y la dueña de la cámara de frío automatizada más grande de Sudámerica, con unas 1.900 franquicias en América Latina.
Con al menos un local en cada provincia argentina, Grido desembarcó en Chile en el 2007, en 2012 llegó a Uruguay y en 2015 a Paraguay. En los tres países suman unas 200 tiendas. A fines del año pasado llegaron a Bolivia con freezers en lugares pequeños y también hacen un bombón crocante para la marca Delicia. 2022 fue el año de Perú, también con freezers en supermercados y almacenes y en 2023 se proponen invertir 50 millones de dólares para aumentar su producción y desarrollar franquicias. El desafío es llegar a Brasil en próximos cinco años.
Chungo
Fundada en 1973 en el barrio porteño de Saavedra por Jorge Davalli, el negocio continuó con sus dos hijos. Hoy Chungo tiene una planta de producción de 1.200 metros cuadrados y más de 35 locales en CABA y alrededores.
En 1996 se convirtió en el distribuidor oficial de helado de la cadena Showcase Cinema. Tuvo presencia por un tiempo en el mercado brasileño y con el cambio de milenio comenzó a exportar a Chile, adonde llegó a enviar un 15% de su producción. Con nuevo eslogan desde 2021, “Chungo y punto”, y nuevos looks para sus locales, sus franquicias incluyen cafetería y delivery o sólo delivery y take away.
Lucciano´s
Oriunda de Mar del Plata, esta heladería característica por su variedad y originalidad de “icepops” (helados de palito), nació en 2011. En la pandemia creció en ventas un 85% con doce nuevos puntos de venta. Lucciano´s cuenta con sesenta locales, de los cuales 17 son propios, y una planta de 8.000 metros cuadrados. También vende sus helados en 250 puntos de retail, entre estaciones de servicio, countries y mercados gourmet.
Está presente en España, Italia, Estados Unidos (Orlando, Miami y Nueva Jersey) y Uruguay (Montevideo y Punta del Este) y asegura que tiene 20.000 pedidos de franquicias de cincuenta países. En este momento está analizando ampliar su mercado a otro país de la región y alguno más en Medio Oriente.