Las malas cosechas por cuarto año consecutivo de los dos principales países productores, que combinados representan el 60 % de la producción mundial, puso un jaque toda la estructura comercial de las principales fabricas. Aseguran que la productividad está en su nivel más bajo de los últimos 45 años.
La industria del chocolate corre riesgo de sufrir desabastecimiento, luego de que las principales fábricas africanas de cacao de Costa de Marfil y Ghana interrumpieron o redujeron su procesamiento porque no pueden permitirse comprar granos, lo que significa que es probable que los precios del chocolate se disparen en todo el mundo.
Por primera vez en medio siglo, el precio del cacao ha experimentado un fuerte aumento, lo que genera repercusiones directas tanto en la producción como en los precios del chocolate.
Los fabricantes de chocolate ya han ajustado al alza los precios para los consumidores, después de tres años de malas cosechas de cacao y con una cuarta en camino, debido a la crisis que enfrentan los dos principales países productores, que representan casi el 60 % del suministro mundial de cacao. Según informes de Reuters, los precios del cacao se han más que duplicado en el último año, alcanzando numerosos máximos históricos.
Los chocolateros se enfrentan a dificultades, ya que no pueden producir chocolate sin cacao crudo y dependen de los procesadores para convertir los granos en manteca y licor que luego puedan ser transformados en chocolate. Sin embargo, los procesadores afirman no poder costear la compra de los granos.
Problemas de suministro
En Ghana, el segundo mayor productor de cacao, la mayoría de las ocho plantas de procesamiento, incluida la Cocoa Processing Company estatal, han suspendido repetidamente sus operaciones durante semanas desde el inicio de la temporada en octubre, según informaron fuentes del sector. El principal productor global, Costa de Marfil, también atraviesa los mismos problemas.
El aumento de los precios ha generado problemas en el mecanismo establecido desde hace tiempo en el comercio mundial del cacao, donde los agricultores venden el cacao en grano a comerciantes locales, quienes a su vez lo venden a plantas de procesamiento o comerciantes internacionales.
En tiempos normales, el mercado está fuertemente regulado: los comerciantes y procesadores compran a los distribuidores locales con hasta un año de antelación a precios acordados de antemano. A continuación, las autoridades locales fijan precios más bajos que los agricultores pueden cobrar por los granos.
Sin embargo, en épocas de escasez como la de este año, el sistema se rompe: los comerciantes locales suelen pagar a los agricultores una prima sobre el precio en la explotación para asegurarse los granos. A continuación, los comerciantes los venden en el mercado al contado a precios más altos, en lugar de entregarlas a los precios acordados previamente. Como los comerciantes mundiales se apresuran a comprar esos granos a cualquier precio para cumplir sus obligaciones con las empresas chocolateras, los procesadores locales se quedan a menudo sin nada.
Si bien los gobiernos de ambos países protegen estas plantas procesadores, muchas de propiedad estatal, otorgando beneficios impositivos o limitando el número que pueden comprar los comerciantes mundiales, la situación actual les impide acceder a los granos por los cuales ya habían pagado, y no están en condiciones de comprar al contado a precios más altos.
El impacto de esta serie de acontecimientos ya se hace sentir en las principales urbes, donde más se consume el chocolate en todas sus formas y variedad. Los chocolateros ya elevaron los precios, y en tiendas minoristas estadounidenses se cobró un 11,6 % más por los productos de chocolate que en la comparación con 2022.



