Londres rebajará los requisitos adoptados luego de la crisis financiera de 2008 para recuperar la caída que sufrió tras el Brexit.
El Brexit significó aislar a la industria financiera británica -que representa alrededor del 12 % de la producción económica del Reino Unido- de gran parte de la UE, por lo que los responsables del sector quieren que el gobierno haga su parte para ayudar a la City a seguir siendo competitiva a nivel mundial.
El Reino Unido se propone relajar las principales normas bancarias y de seguros, en un intento de impulsar su vital sector financiero tras la salida del país de la Unión Europea (UE).
El centro financiero londinense además se enfrenta no sólo a la dura competencia de Nueva York en la cotización de empresas, ya que una encuesta reciente mostró que Singapur está casi a la par de la capital británica en la clasificación de centros financieros mundiales.
En línea con las «Reformas de Edimburgo» esbozadas en diciembre, el Ministerio de Hacienda abrió una consulta pública para aplicar las recomendaciones hechas por un grupo dirigido por Keith Skeoch, antiguo jefe de un fondo de inversión.
El proyecto de ley propone aumentar de 25.000 millones de libras esterlinas (30.000 millones de dólares) a 35.000 millones el umbral a partir del cual se aplica a los bancos el denominado «ring-fencing» o delimitación.
Londres introdujo esta norma en enero de 2019, tras los costosos rescates de bancos por parte de los contribuyentes durante la crisis financiera mundial de hace más de una década. Su objetivo es garantizar que los depósitos estén seguros incluso aunque las actividades bancarias de inversión más arriesgadas pierdan valor, lo que suma costos a los bancos.
El ministro británico de Servicios Financieros, Andrew Griffith, dijo que los cambios previstos harán que la normativa sea más adaptable y reducirán el riesgo de consecuencias imprevistas.
«Mejorará los resultados para los bancos y sus clientes, aumentará la competencia y mejorará la competitividad del sector bancario británico», declaró Griffith, añadiendo que los cambios también impulsarán los préstamos a las empresas más pequeñas.