Por la imposición de aranceles en los Estados Unidos, analizan otras opciones para exportar sus productos. Creen que además la competencia con los vinos europeos aumentará fuertemente.
La industria vitivinícola argentina está atravesando una etapa de incertidumbre y las bodegas tratan de adivinar cómo quedarán reconfigurados los mercados tras la guerra de aranceles que desató Donald Trump.
Por un lado, los números fríos muestran que en el primer trimestre de este año las exportaciones locales de vinos no lograron sostener la tendencia al crecimiento con la que habían cerrado el año 2024. Por otro lado, el sector enfrenta el mencionado contexto internacional adverso por las políticas del presidente de los Estados Unidos. Así, lo que más preocupa en este momento a las bodegas es el futuro de sus ventas al exterior antes que el presente con cifras de exportaciones en baja.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las exportaciones totales de vinos argentinos, medidas en volumen, cayeron 3,5 % durante el primer trimestre de este año en comparación con el mismo período de 2024. En el primer trimestre de este año se exportaron 41,3 millones de litros de vino. Fueron 1,5 millón de litros menos con respecto de 2024.
De ese total, 30,8 millones de litros (el 74,5 % del total exportado) corresponden a vinos fraccionados, que cayeron menos que el promedio (-3,1 %). Otros 10,5 de millones (25,5 %) son vinos a granel, que cayeron 4,8 %.
Entre enero y diciembre del año pasado las exportaciones habían crecido 5,6 %, luego de un comienzo de año difícil que empezó con una retracción de 12,2 % interanual en el primer trimestre. Pero luego llegó la remontada que permitió revertir el signo negativo.
Esa recuperación se interrumpió entre enero y marzo de este año, sin que este freno pueda atribuirse a las nuevas condiciones internacionales. En cambio, persisten factores macroeconómicos locales que afectan los costos de las empresas.
De concretarse finalmente la imposición de los aranceles por parte de Estados Unidos a otras naciones, principalmente los que estarían dirigidos al bloque de la Unión Europea, aumentaría la competencia en otros mercados en donde los países europeos redirijan su producción.
Por ejemplo, las bodegas europeas van a empezar a apuntar hacia Brasil con un mayor interés, lo cual pondría en riesgo parte de la cuota que hoy la Argentina ostenta en uno de los mercados más importantes, no sólo de la región, sino del mundo. A raíz de eso, países como Canadá, donde los vinos argentinos ya tienen una fuerte presencia, comienzan a cobrar más relevancia, y de cara al futuro pueden volverse aún más importantes.



