Crujiente como un cucurucho de helado y relleno de dulce de leche, el cubanito trascendió su origen incierto para transformarse en una tradición bahiense.
En gastronomía, el nombre cubanito refiere a distintas golosinas según el país. En México identifica a un bombón de coco bañado en chocolate. En Argentina, en cambio, se volvió sinónimo de un barquillo cilíndrico relleno de dulce de leche. La versión local tiene un vínculo directo con Bahía Blanca, donde logró una popularidad tan fuerte que incluso dio origen a un festival propio.
El cubanito argentino es simple en su esencia: una masa crujiente similar a un cucurucho, rellena con el dulce de leche más tradicional. Con los años, se multiplicaron las variantes: bañados en chocolate, espolvoreados con frutos secos o galletas, versiones heladas y hasta propuestas libres de gluten. Esta capacidad de adaptación permitió que una receta clásica se mantenga vigente en nuevas generaciones.
¿Cuál es el origen del cubanito?
Aunque su origen exacto no está documentado, existen distintas teorías sobre la invención del cubanito. Una de las más difundidas lo atribuye a un inmigrante polaco, Juan Gabriel Gregorius, quien habría enrollado por accidente una plancha de masa húmeda con dulce de leche en su interior, inspirado en una golosina que había probado en Cuba. Otra versión señala que el nombre surgió en Buenos Aires, cuando un vendedor ambulante instalaba su carro cerca de la sede del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA) y los jóvenes lo bautizaron como “cubanito”.
Hay quienes consideran que fue en Bahía Blanca donde el cubanito empezó a consolidarse como golosina popular. Investigaciones periodísticas locales mencionan que en la década de 1950 un inmigrante chileno llamado Octavio Fuentes llegó a la ciudad sin trabajo fijo y, por sugerencia de su amigo Ramón Abadal —quien ya vendía cubanitos en otras zonas del país—, decidió probar suerte ofreciendo esta golosina, hasta entonces desconocida en Bahía. La hipótesis refuerza la idea de que, aunque el cubanito circulara en otras regiones, fue en Bahía Blanca donde logró una adopción masiva y se convirtió en un símbolo cultural.
A diferencia de otras regiones donde la costumbre se diluyó frente a la competencia de golosinas industriales, en Bahía Blanca los cubanitos encontraron un terreno fértil y nunca dejaron de ser parte de la vida cotidiana. Con el tiempo se convirtieron en un símbolo compartido, presentes en ferias, paseos y reuniones familiares, al mismo nivel cultural que el mate.
La Fiesta del Cubanito
La consolidación cultural fue tal que en 2023 se organizó la primera edición de la Fiesta del Cubanito, un evento masivo que reunió a más de 30.000 personas en el Parque de Mayo. La jornada combinó espectáculos musicales, feria gastronómica y el esperado concurso que premió a los mejores productores locales en distintas categorías.
El éxito superó todas las expectativas y confirmó que el cubanito había encontrado un espacio propio en el calendario bahiense. Desde entonces, cada septiembre la ciudad celebra oficialmente a esta golosina, reforzando la idea de que ya no se trata solo de un postre: es parte de la identidad cultural, económica y turística de Bahía Blanca. La fiesta, declarada de Interés Municipal en 2024, se convirtió además en una vidriera para los emprendimientos locales que con creatividad e innovación mantienen viva la tradición.