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Día del Agricultor y del Productor Agropecuario en la Argentina

El Día del Agricultor es un día en el que se celebra, más que en ningún otro, el trabajo en nuestro país. Se trata de la labor del hombre y la mujer de campo y de los primeros asentamientos que encontraron en nuestra tierra un sustento y una promesa de desarrollo.

¿Por qué el 8 de septiembre es el Día del Agricultor?

Desde 1944 se celebra el Día del Agricultor y del Productor Agropecuario el 8 de septiembre, establecido mediante el Decreto N.º 23.317, para recordar la fundación de la primera colonia agrícola, ocurrida en 1856, en Esperanza, provincia de Santa Fe.

Las colonias agrícolas fueron unidades productivas fundadas desde la segunda mitad del siglo XIX, cuyo propósito era el desarrollo de la agricultura en distintas partes del país, fruto de la inmigración europea, sobre todo en las zonas del litoral fluvial, principalmente en las provincias de Entre Ríos y provincia de Santa Fe. La fundación de las colonias se hacía a partir de convenios firmados entre el Estado nacional y el provincial por medio de leyes.

El Decreto N.º 23.317 establece que la fundación de la primera colonia agrícola “marca una fecha decisiva en el desarrollo de nuestra agricultura” y tuvo por fin honrar al labrador de la tierra y a la agricultura como una actividad fundamental para la humanidad.

En realidad, el Día del Agricultor en la Argentina había sido instaurado en 1867 por Resolución del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Esperanza, pero fue aquel decreto del 28 de agosto de 1944 donde el Estado lo estableció como una obligación a cargo del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación.

Plaza San Martín, Esperanza, Santa Fe
Plaza San Martín, Esperanza, Santa Fe

La primera colonia agrícola de la Argentina

La primera colonia agrícola de nuestro país se estableció cuando el 8 de septiembre de 1856, 1.162 colonos tomaron posesión de parcelas asignadas en la Esperanza, Santa Fe. Según se recuerda, la primera colonia agrícola tuvo como protagonista a Don Aarón Castellanos, quien tomó la iniciativa durante la gobernación de José M. Cullen.

Castellanos había participado de las luchas por la independencia. También fue empresario y político, cargo en el que se ocupó de la inmigración. En 1852 conversó con Justo José de Urquiza para posibilitar el ingreso de labradores europeos a trabajar las tierras. Y así fue que al año siguiente Castellanos firmó con Manuel Leiva, ministro de Gobierno de Santa Fe, un contrato de colonización agrícola que, bajo el sistema de subdivisión de la propiedad, otorgaba concesiones de tierra a familias colonizadoras.

A principios de 1856 y a lo largo de seis meses, fueron llegando las primeras 200 familias de suizos, y se estableció la primera colonia agrícola en Esperanza, como parte del proceso migratorio que comenzaba. Se instalaron sobre la margen derecha del río Salado y desarrollaron la agricultura y perfeccionaron sus oficios de origen como la carpintería y la herrería.

En esa ciudad hoy se encuentra, en la Plaza San Martín de Esperanza el Monumento a la Agricultura Nacional, inaugurado el 8 de septiembre de 1910.

“El trabajador agropecuario es un hombre de campo, y detrás de él hay toda una familia trabajando y luchando con mucha dedicación y ahínco. Ellos constituyen un substancial eslabón de la cadena productiva”, destaca el senador Gustavo Basualdo en un documento.

“Debemos aprender a valorar el esfuerzo y dedicación de los agricultores y su enorme aporte al progreso de las naciones y de la sociedad en su conjunto. El respeto y la valoración de los productores, constituyen un compromiso con el fortalecimiento y desarrollo de los recursos más genuinos de nuestro país”, concluye.

La primera colonia agrícola de la Argentina

Colonia Agrícola Butaló, la primera de La Pampa

La Colonia Agrícola Butaló fue el primer intento colonizador del Noroeste pampeano. A comienzos del siglo XX, el Estado nacional decidió crear una colonia agrícola a la vera del arroyo Butaló, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta. Así se decidió su creación en la zona de confluencia del río Atuel con el río Salado, en inmediaciones de Santa Isabel. Las tierras eran aptas para cultivos, con disponibilidad de agua dulce proveniente del río.

El ingeniero cordobés Justiniano Allende Posse fue el encargado de la mensura de las tierras que serían afectadas al emprendimiento. Y el 15 de febrero de 1910 un decreto estableció que la Dirección General de Tierras y Colonias debía vender las chacras a un valor de 4 pesos la hectárea. Los adquirentes, por otro lado, debían cultivar, por lo menos, una cuarta parte de la superficie.

La superficie asignada a la colonia era de 9.700 hectáreas que fueron subdivididas en 93 lotes de 100 hectáreas cada uno, con excepción de cuatro lotes de 119 hectáreas y tres de 102. Los ocuparon criollos e inmigrantes de diversas procedencias, entre los que se destacan chilenos, españoles, italianos, polacos y algunos franceses.

Uno de los primeros informes de la zona muestra que en 1915 se produce alfalfa, maíz, avena, se plantaron viñas, álamos y sauces, pero “debido a los incontrolables desbordes de los arroyos y cañadas hay lotes que están bajo el agua durante gran parte del año, lo que ha llevado a sus pobladores a abandonarlos”.

Es que los problemas iniciales no fueron pocos: el gobierno nacional no previó la vinculación caminera, ferroviaria ni comunicacional; no hubo apoyo financiero para afrontar el período de instalación y puesta en producción; tampoco se planificó el tipo de producción ni los mercados que absorberían los productos de la colonia, dejando el manos de los colonos la decisión a tomar;  y debido a las inundaciones que se producían periódicamente, la circulación interna era muy dificultosa produciéndose en algunos casos la imposibilidad de llegar o salir de las chacras. Estos eran sólo algunos de los problemas.

Como consecuencia, se debe reconocer el fracaso del proyecto colonizador, expresado por la disminución de la producción agrícola y el posterior abandono de las chacras junto con la pérdida del stock ganadero ovino y vacuno y un proceso de degradación ambiental manifestada en embancamiento de sedimentos, deforestación, salinización de suelos y erosión eólica, según cuenta el documento “Colonia Agrícola Butaló, primer intento colonizador del Noroeste pampeano”, del Gobierno de la Pampa.

Colonia Agrícola Butaló, la primera de La Pampa
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