La industria de línea blanca, en un 70 % asentada en la región del Gran Rosario, se ve afectada directamente por la caída de la actividad y la reducción de aranceles de importación, por lo que muchas de esas fábricas optaron por reducir personal.
La decisión del gobierno nacional de reducir los aranceles de importación para heladeras y lavarropas golpeó al corazón de la industria de línea blanca, con fuerte presencia en el Gran Rosario. Por esta situación, sumada al abrupto freno de la actividad en el primer trimestre del año, las fábricas ya achicaron un 30 % su plantel de trabajadores, entre contratados y efectivos, y eliminaron turnos de producción.
«Tuvimos que comenzar a suspender primero y luego despedir, algo muy doloroso desde el punto de vista humano y además porque nos desprendemos de personal altamente capacitado», dijo Roberto Lenzi, vicepresidente de la Cámara Argentina de Industrias de Refrigeración y Aire Acondicionado (Cairaa).
«Se está reduciendo entre 25 % y 30 % de la mano de obra en cada una de las industrias del rubro», acotó Lenzi y recordó que muchas compañías tuvieron que dar de baja el segundo turno de producción. El golpe se suma al riesgo que plantea para la industria santafesina el Régimen de Grandes Inversiones (RIGI) que el Senado está a punto de convertir en ley, advertido incluso por el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro, uno de los más próximos al Presidente dentro del abanico de mandatarios provinciales.
La actividad tuvo sus altibajos a lo largo de las décadas. Luego de 2001 y con la recomposición del mercado interno las fábricas nacionales se rearmaron y lograron competir incluso con multinacionales que se instalaron en el país. Ahora, con la decisión del Gobierno de abrir las importaciones, ese proceso entra en crisis.