Las elecciones en Brasil modificarán el esquema regional. En Casa Rosada recibieron el resultado con gran optimismo.
Luiz Inácio Lula da Silva retornó este domingo a la presidencia de Brasil, cargo que había dejado en 2010 tras cumplir dos mandatos. Más allá de lo que signifique su regreso para la sociedad brasileña, el giro de signo político en la mayor economía latinoamericana afectará al comercio bilateral con Argentina, ya que es nuestro mayor socio y el destino principal de nuestras exportaciones.
También tendrá implicancias en el rumbo que adquiera el Mercosur, ya que Brasil es el principal actor político y económico del bloque y puede impulsar o derribar cualquier movimiento conjunto.
Para la Argentina, Brasil es el principal socio comercial. Un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señala que Brasil es el destino principal de las exportaciones de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza y el segundo de Santa Fe, provincias que reúnen el 76% de las exportaciones argentinas. Según el INDEC, si se toma el total de los países a los que la Argentina exporta, el gigante sudamericano es el país que más compra productos nacionales y representa el 13,9% del total de las ventas externas.
En sus anteriores presidencias, Lula logró hacer crecer a la economía brasileña y sumar a millones de personas a la clase media. Una de sus promesas en campaña fue justamente esa, que de cumplirse daría un fuerte impulso al crecimiento del consumo, beneficiando a la demanda de productos argentinos.
Integración regional
Es cierto que, si bien en materia políticas sus discursos eran antagónicos, en cuestiones estructurales como el comercio exterior ambos candidatos mantenían una línea que los precedía. Cuenta de ellos es la buena relación que mantenía Daniel Scioli, actual embajador argentino, con el saliente mandatario Jair Bolsonaro.
Pero, que Argentina encuentre en el Palacio de Planalto un aliado con quien comparte puntos de vista sobre temas claves, como la guerra ucraniana, la escasez mundial de alimentos y energía, o la disputa entre Estados Unidos y China, es de vital importancia más allá de lo estrictamente comercial.
El regreso de Lula y su buena relación con Alberto Fernández, sumada a su sintonía ideológica, le dan una mayor fuerza al Mercosur para posicionarse globalmente como actor de preponderancia, en un momento que muchos países demandan lo que el subcontinente posee.
Además de otros organismos multilaterales de relevancia -como Unasur o Celac-, a los cuales Brasil puede aportarles vigor y mayor peso en sus demandas, se abre una posibilidad concreta de que Argentina integre el Brics, el bloque que comparten junto al gigante sudamericano Rusia, China, India y Sudáfrica, el cual representa un tercio de la economía global y casi la mitad de la población.
Días atrás, el excanciller y exministro de Defensa brasileño, Celso Amorim, quien integró el equipo de campaña del expresidente brasileño, aseguró que Lula avala el ingreso de la Argentina a los Brics.
Moneda común
Por último, Lula tiene una propuesta hace tiempo, tal vez más difícil de llevar a cabo en el corto plazo, la creación de una moneda común que ayude a desdolarizar el comercio entre países de la región. Para ello sería necesario contar con un Banco Central Sudamericano, todas medidas que beneficiarían a economías vulnerables como la de Argentina, que tiene un gran problema vinculado al bimonetarismo.
Sin dudas que, en un principio, la buena relación entre Lula y Alberto Fernández, quien lo visitó en su estadía en prisión, tanto como la que mantiene con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner son buenas noticias para el país. Si además, el ex obrero metalúrgico logra llevar a Brasil nuevamente a una etapa de crecimiento y desarrollo, las posibilidades que se le abren a Argentina son muy esperanzadoras.