Pasó del tercer al primer puesto en apenas un año. El alfajor Rasta se consagró como el más vendido en kioscos de Argentina, según el ranking 2025 elaborado por Infokioscos. El dato surge de una encuesta realizada a más de mil kiosqueros de todo el país a través de Facebook e Instagram, enfocada en un solo criterio: rotación. Es decir, el alfajor que más se vende, el que más pasa de la caja a la calle.
Mientras algunos clásicos retroceden o mantienen su posición, el Rasta escaló dos lugares con respecto a 2024 y se quedó con el primer puesto. Una consagración que pocos veían venir, pero que muchos celebran. Porque este alfajor no juega con nostalgia ni con marketing: juega con precio, identidad y calle.
Para algunos es solo una golosina económica. Para otros, una elección sentimental, casi ritual. El Rasta no es solo un alfajor de kiosco: es parte de una cultura. Como contamos en este artículo sobre los “alfajores bajoneros”, su packaging colorido, su perfil dulce y su precio accesible lo volvieron protagonista de recreos, meriendas improvisadas y salidas nocturnas. Tiene nombre propio y sabor reconocible, pero sobre todo tiene algo que pocos logran: identificación.
En un año marcado por cambios en los hábitos de consumo, con bolsillos ajustados y decisiones cada vez más prácticas, el Rasta logró lo que muchos buscan: mantenerse presente y crecer.
Un podio con historia y con alfajores clásicos
El primer puesto fue para el Rasta, pero el ranking también mostró algunos movimientos entre los históricos. Guaymallén, que había liderado ediciones anteriores, quedó desplazado al segundo lugar. Fantoche, que en algún momento fue símbolo de innovación con sus variedades triples y rellenos extravagantes, sigue presente pero bajó posiciones.
Jorgito y Jorgelín, dos nombres fuertes de la tradición alfajorera porteña, también figuran entre los diez más vendidos, aunque con menor rotación que en años anteriores. La lista la completan otras marcas como Capitán del Espacio, Tatín y Fulbito, todas con fuerte arraigo en zonas específicas del país y un público fiel que las mantiene vivas.
El Rasta no solo escaló al primer lugar: lo hizo compitiendo con marcas que llevan décadas en el kiosco. Y eso habla tanto del producto como del momento.
La pregunta es si este fenómeno es una moda o el nacimiento de un nuevo clásico. Por ahora, el Rasta no se baja del podio y sigue sumando adeptos. No necesita una campaña: le basta con estar en el lugar justo, al precio justo, con el sabor que muchos ya hicieron propio.