Si organizar la logística de distribución de productos de una empresa siempre es complejo, encargarse de la logística inversa puede transformarse en un verdadero dolor de cabeza. Sólo una cadena bien planificada puede lograr que un bien regrese del cliente al vendedor, ya fuera para su devolución, reacondicionamiento o reciclaje.
Según datos de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), la logística inversa creció más del 248 % durante el primer semestre de 2024 comparado con la primera mitad de 2023, y el consumidor la está adoptando cada vez más. En el mundo, este mercado alcanzó los 533.180 millones de dólares en 2023 y proyecta un crecimiento hasta los 879.780 millones de dólares para 2031 con el uso de tecnologías como la inteligencia artificial e Internet de las Cosas permitiendo una mayor visibilidad y trazabilidad de los productos a lo largo de la cadena de suministro.
En la Argentina, los colchones envasados al vacío Calm se compran online, llegan a domicilio en una caja y se puede devolver gratis y con reintegro en un mes si no cumplen con las expectativas. Algunas compañías que venden celulares, como Samsung o Movistar, tienen planes canje que permiten entregar los equipos usados a cambio de un descuento en los nuevos. Y Coca-Cola y Pepsico llevan adelante programas de recolección y reciclaje de botellas PET y envases de vidrio. Todas esas prácticas requieren de la logística inversa.
Para profundizar en este tema, Más Industrias consultó a Gabriel García, director de Operaciones de Celsur Logística, una empresa especializada en servicios logísticos integrales con 26 años de trayectoria en el país, presente en diversos sectores tales como el petroquímico, el automotriz, la industria y el consumo masivo con estrategias de triple impacto y distribución nacional.
¿Cómo fue la evolución de la logística inversa en los últimos años?
La logística inversa siempre existió, pero más concebida desde una necesidad de costos, de aprovechar los flujos inversos. Lo que pasó en el último tiempo fue que con el e-commerce se hizo la distribución de última milla mucho más atomizada. Esta necesidad de llegar a domicilios particulares o a dark stores (almacenes que procesan exclusivamente pedidos realizados en una tienda en línea). Eso hizo aparecer en juego mucho más transporte mediano y chico.
Y también se empezó en los últimos diez años a buscar la sustentabilidad en lugar de transportar vehículos vacíos que, aparte de generar mucha ineficiencia de costos, generan mucha ineficiencia en términos sustentables porque estás quemando combustibles fósiles para mover aire. Esto llevó a que sea un tema mucho más visible.
¿Qué prácticas involucra la logística inversa, además de la devolución de productos?
La devolución es la logística inversa forzada, pero también la podés aprovechar para, por ejemplo, la recuperación de packaging como pallets, plásticos o envases y volcarlos a los mercados de reciclaje. Hace muchos años, cuando los envases eran en su mayor parte retornables, estaba asociado a recuperar envases vacíos.
Hoy en los modelos de sustentabilidad todas las multinacionales de productos de consumo masivo, como puede ser el caso de Unilever, General Motors o el grupo Stellantis o productores de polietileno como Dow tratan de buscar estas sinergias.
Es una práctica que, en general, se realiza entre empresas todavía, ¿no?
Hoy se hace más de empresa a empresa por un tema de escala. El usuario participa en estos modelos, pero con una escala muy chiquita, y para que esto haga sentido necesitás que el primer gran intercambio de ida y vuelta, aprovechando todos estos fletes falsos que se generan, sea el B2B (Business to Business).
El consumidor mira esto cada vez más, sobre todo las nuevas generaciones, como un factor decisorio al momento de consumir. Y lo otro es un cambio cultural: uno lo hace porque realmente quiere aportar al medio ambiente o, en el límite, porque hay penalidades por no hacerlo, pero culturalmente se está viendo un cambio generacional que va a potenciar este tipo de desarrollo.
¿Cuáles son las dificultades para la implementación de la logística inversa en la Argentina?
El problema que tiene la Argentina es que están muy desbalanceados los sistemas de carga: hay mucho consumo en Buenos Aires, desbalanceado del interior. Además, todavía hay políticas de Estado que no están bien instrumentadas. Para que esto funcione, primero tiene que ser mandatorio porque, si vos dependés sólo de la voluntad o de la buena predisposición o de la conciencia verde, es muy lento el modelo.
En los países avanzados que han iniciado estos modelos y los han profundizado el Estado tiene un rol clave porque es el que, al obligar, iguala las reglas. Y después, que las empresas empiecen a tomar más conciencia. Hay empresas que lo tienen interiorizado como política estructural o estratégica que viene desde sus casas matrices. Hay empresas nacionales que todavía no han generado esto como un driver decisorio dentro de la cultura organizacional. Lo que más falta es más presencia del Estado en organizar, reglamentar, y de las empresas de entender que las que no lo hagan por vocación en algún momento lo van a tener que hacer por penalización.