El presidente de Brasil se mostró «muy optimista» de cara a poder concretarlo hacia fin de año, ¿en qué consiste y cómo puede cambiar el comercio entre bloques?
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo ayer que es «muy optimista» sobre un acuerdo UE-Mercosur este año, al hacer balance de la cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en la que ambos bloques se comprometieron a relanzar la relación política y económica.
Da Silva estimó en un plazo de dos o tres semanas los países del Mercosur deberán presentar a la UE su contrapropuesta sobre el capítulo ambiental para un acuerdo entre los bloques.
«La respuesta brasileña está siendo discutida entre los cuatro países, y en dos semanas, o en tres semanas habremos entregado definitivamente la propuesta a la UE», dijo en una conferencia de prensa en Bruselas.
«Estoy optimista de que podremos concluir este acuerdo aún este año. Fíjense que digo aún este año, porque sería bueno que tengamos un acuerdo con España en la presidencia del Consejo de la UE y mi presidencia protémpore (temporal) al frente del Mercosur», acotó.
Trabas en las negociaciones
La UE y el Mercosur anunciaron en 2019, luego de dos décadas de negociaciones, un principio de acuerdo, pero rápidamente el proceso quedó empantanado porque los europeos exigieron un capítulo adicional sobre cuestiones ambientales.
En marzo, la UE presentó a los países del Mercosur su visión de lo que debería incluir el capítulo ambiental adicional al negociado acuerdo comercial entre los dos bloques, visión que Brasil rechazó enérgicamente.
El presidente brasileño afirmó que la propuesta enviada por la UE era “una carta agresiva”, que “amenazaba con castigarnos si no cumplíamos con ciertos requisitos ambientales”. “Dos socios estratégicos no discuten con amenazas, discutimos con propuestas”, comentó, y aseguró que en dos semanas espera que el Mercosur envíe su réplica.
Además, puso de relieve que Francia “tiene mucho interés en proteger sus productos agrícolas, su pequeña y mediana agricultura”, y reconoció que en una negociación “alguien tiene que ceder”. Por último, defendió la industrialización de los países del Mercosur para que no sean considerados como meros exportadores de materias primas.