La digitalización ya no es una moda ni un lujo: es una condición necesaria para que el agro argentino siga siendo competitivo en un mercado global cada vez más exigente. Así lo planteó María Luján Santos, COO de Albor, durante su participación en un panel del Congreso Aapresid 2025, donde subrayó que incorporar tecnología no significa sumar aplicaciones, sino animarse a un verdadero cambio cultural dentro de las empresas.
“Ese cambio empieza por lo más simple y, a la vez, lo más difícil: adoptar nuevos hábitos, registrar datos de manera sistemática y entender que la información es el insumo que transforma la intuición en decisiones mejores. Sin datos, lo demás es solo un cuento bonito”, sostuvo Santos.
“El primer paso para poder trabajar con IA es tener los datos. Sin ellos, no hay algoritmo ni modelo que funcione”.
María Luján Santos
Para la directiva de Albor, la digitalización abre múltiples oportunidades: mejorar rendimientos, detectar ineficiencias, atraer talento joven e incorporar innovaciones. Pero, sobre todo, le otorga al productor mayor control sobre su propia información, en un contexto en el que anticiparse y decidir bien marca la diferencia.
Con la irrupción de la inteligencia artificial, se abre además una nueva frontera. “La buena noticia es que una vez que la información está ordenada, la IA permite proyectar escenarios, simular decisiones y anticipar problemas antes de que aparezcan. No reemplaza al productor, pero puede ser su copiloto”, explicó.
El desafío humano
Lejos de reducirse a cuestiones técnicas, Santos remarcó que el principal obstáculo es cultural: vencer la resistencia al cambio y lograr que los equipos incorporen nuevas prácticas. “No se trata de digitalizar por digitalizar, sino de generar más valor”, puntualizó.
En este sentido, destacó la paradoja que aún persiste en el agro argentino. “Se invierte en maquinaria de última generación y en agricultura de precisión, mientras la gestión sigue atada a un cuaderno o a planillas dispersas. Es como volar un dron de alta tecnología y anotar los resultados en una servilleta”, dijo.
Desde Albor se desarrolló junto a Aapresid el programa Aapresid Conecta, pensado para acompañar a quienes aún no dieron el primer paso hacia la digitalización. “Digitalizarse no es un proceso complejo ni una amenaza al trabajo humano: es una oportunidad para crecer, escalar y hacer del agro una actividad más eficiente, atractiva y sostenible”, remarcó.
“En un mundo donde la información es poder, el mayor riesgo para el agro argentino no es equivocarse con la tecnología… sino quedarse ciego frente a los propios datos”, reflexionó Santos.