No vamos a referirnos a los chicles, las gilettes ni las biromes. Hay muchos otros productos que nombramos por su marca todos los días, más de los que pensamos. Presentamos 10 marcas de productos que se convirtieron en el nombre del producto o que se volvieron genéricas.
Más Industrias repasa en esta nota la historia de diez productos de uso cotidiano que conocemos con el nombre de una marca. Son marcas que lograron permanecer en el tiempo y popularizarse hasta que llegaron a reemplazar la denominación original del producto.
Marcas que se volvieron genéricas o que se convirtieron en el nombre del producto
Fernet
La bebida que conocemos con el nombre de “fernet” data de mediados del siglo XIX y hay diversas versiones sobre su origen. Una de las empresas elaboradoras más antigua es la italiana Fratelli Branca. El término deriva de la locución milanesa «fer net» («hierro pulido»), por la placa de hierro al rojo vivo que originalmente se utilizaba para preparar el licor.
En Italia se le dice “fernet» solamente a la bebida de marca Branca y así fue originalmente, pero con el tiempo se empezó a usar para designar este amargo licor de hierbas italiano que hoy se consume en nuestro país.
Termo
El termo fue patentado en 1904 por la empresa alemana Thermos, LLC, pero la idea inicial del frasco de vacío y su diseño se le atribuyen al científico escocés sir James Dewar en 1892, quien nunca lo patentó. Más adelante, los recipientes comenzaron a ser fabricados por un soplador de vidrio, Reinhold Burger, quien lo recubrió con una carcasa metálica para que sea más resistente a los golpes.
En 1903 obtuvo su patente en Alemania y lo llamó Thermos, que en griego significa calor. Thermos sigue siendo una marca registrada en algunos países, pero el término fue declarado genérico en 1963.
Aspirina
Llamamos con este nombre al ácido acetilsalicílico que se emplea como analgésico y antitérmico, entre otros usos. El producto fue creado en 1897 por Bayer Healthcare, LLC y comenzó a ser comercializado dos años después.
La aspirina creció en popularidad durante la primera mitad del siglo XX, gracias al papel que jugó en los inicios de la pandemia de gripe española de 1918, y con ella llegó la competencia y la proliferación de marcas y derivados hasta la aparición del paracetamol en 1956 y del ibuprofeno en 1962. Como parte del Tratado de Versalles, la alemana tuvo que renunciar a su marca registrada cuando ese país fue derrotado en la Primera Guerra Mundial.
Táper
Earl Silas Tupper inició una empresa de elaboración de plásticos en 1938 en Estados Unidos, luego de experimentar con polímeros sintéticos cuando trabajaba en la compañía química DuPont. La llamó Tupperware Plastics Company y logró un éxito en ventas con sus practiquísimos contenedores plásticos, ayudado por un plan de venta por demostración implantado por Brownie Wise.
La patente de Tupper expiró en 1984, a los pocos meses de su muerte, y hoy no hay hogar donde no estén presentes, además de que la marca Tupperware se vende en más de cien países en cinco continentes.
Curitas
En 1920, en New Brunswick, Nueva Jersey, Earle Dickson buscaba una solución eficiente y práctica para vendar las quemaduras y los cortes que se hacía su esposa, Josephine Dickson, al cocinar todos los días. Fue así que se le ocurrió preparar algunas vendas colocando cuadrados de gasa de algodón a intervalos a lo largo de una tira adhesiva y cubriéndolas con desinfectante dando nacimiento a los primeros apósitos protectores de la marca Band-AID (llamadas «banditas» en algunos países), invento que presentaría a su jefe Robert Wood Johnson, quien las comenzaría a fabricar en 1921 y a producirlas en masa en 1934.
Pero la historia no es tan simple. Una empresa europea, fundada por el farmecéutico Paul Carl Beiersdorf, afirma que patentó los apósitos en 1882 y que comenzó a producirlos en 1922, promocionándolos como “vendaje con gasa de Beiersdorf”.
En la actualidad, Hansaplast son los fabricantes del producto conocido por su marca: Curitas. Y acá, en Argentina, no les decimos «banditas» ni «tiritas» ni «ápositos», las llamamos curitas.
Pelopincho
Esta pileta modesta fue creada a comienzos de los años 1970 en la localidad de San Carlos Centro, provincia de Santa Fe, por los hermanos Benvenutti. Tenía la particularidad de que, a diferencia de las ya existentes hechas de tela de algodón encerada, no se empapaban, eran fáciles de limpiar y no desteñían.
Estaban hechas de una tela vinílica ultrarresistente que primero importaron de Brasil y luego fabricaron ellos mismos. El nombre surgió de un personaje de historieta de Billiken, “Pelopincho y Cachirula”, y el producto se popularizó rápidamente, especialmente entre las clases populares.
Carilina
Estos pañuelos descartables de papel se hicieron un lugar en nuestro vocabulario cotidiano a tal punto que cuando pedimos uno, no pensamos en otra marca para nombrarlos. Fue un producto de Papelera del Plata, líder en el sector, que en 1995 pasó a formar parte de la chilena Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, los dueños de Elite. Los pañuelitos tissue de la marca Carilina ya casi no se consiguen, pero nadie pide un pañuelo descartable diciendo: ¿“Me das un Elite?”.
Cinta scotch
En 1930 Richard Drew, un ingeniero que trabajaba en la estadounidense 3M, diseñó la “Cinta de Celulosa Scotch”, que más tarde se conoció como “Cinta de Celofán”, una cinta adhesiva a prueba de humedad “de gran utilidad para comerciantes y panaderos para sellar paquetes”, según se la presentaba, además de promocionarla para reparaciones domésticas simples durante la Gran Depresión.
Se dice que el término “Scotch” (escocés) tiene origen peyorativo, dado que se usaba como sinónimo de “tacaño”: al principio, para reducir costos, 3M aplicaba adhesivo únicamente en los bordes de la cinta. “Scotchs” y “Scotch Tape” son marcas registradas de 3M, pero son empleadas normalmente para nombrar a cualquier cinta adhesiva transparente.
Voligoma
En 1962 la familia alemana Kühlcke fundó Akapol con una primera fábrica en Villa Ballester a cargo de los hermanos Claus y Lutz, que luego se trasladó a Zelaya, provincia de Buenos Aires, donde hoy funciona su planta industrial. Fue ahí que nació la Voligoma, como así también La Gotita y El Pulpito. Hoy, es el nombre más común con el que se conoce al adhesivo transparente. Si fuera blanco, le diríamos plasticola, pero esa es otra historia.
Rolito
Llamamos rolitos a los cilindros de agua congelada con un agujero en el medio, que tienen esa forma porque en la producción rápida a gran escala el hielo se forma alrededor de tubos por los que circula el refrigerante. La marca fue registrada originalmente por Liquid Carbonic, una empresa dedicada a los gases industriales y medicinales y al hielo seco.
En 1996, la firma fue adquirida por Praxair y esta, a su vez, pasó a manos de Redonhielo S.A. en los 2000, su fabricante actual y el mayor productor de hielo en Sudamérica. Hoy, los rolitos se encuentran en cualquier estación de servicio y así es como los pedimos cuando necesitamos una bolsa de hielo.
Nesquik
El primer cacao soluble nació en los Estados Unidos en 1948, elaborado por la marca Nestlé’s Quik, haciendo referencia a la disolución inmediata del producto en la leche. Se conoció como “Nesquik” por primera vez en Europa en la década de 1950 y luego en todo el mundo en 1999. Introdujo el conocido conejo en 1973.
En Europa y América el Nesquik marca una tradición de más de cincuenta años, tanto que en los hogares argentinos se suele utilizar su marca para nombrar a la chocolatada.