El emprendimiento familiar Finca Oliva Olivos lleva adelante la producción de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) de primer nivel desde 2013 en Bahía Blanca. En sus once hectáreas de plantación cuentan con más de 3.600 plantas de olivos. Además, organizan encuentros guiados y ofrecen propuestas destacadas de gastronomía.
La combinación entre la pasión de Franco Tamburo por el proceso productivo y la dedicación de su hermana Marianella por lograr que los visitantes puedan vivir una grata experiencia hace que todo funcione. La calidad de su aceite les permitió ganar ya cinco premios internacionales.
“Nosotros vendemos experiencias. Experiencias en catas y en el proceso. La idea siempre fue pensar en despertar recuerdos y emociones, no solo sabores”, relató a Más Industrias Marianella, licenciada en Turismo y Hotelería.
“La calidad del aceite depende de respetar al 100 % todas las labores culturales que requiere el proceso, desde su inicio hasta el fin”, dijo, por su parte, Franco, licenciado en Gestión Agropecuaria y sommelier de aceite de oliva.
“Hacer bien todas las tareas como el cuidado de la planta desde el inicio, brindarle el riego necesario, utilizar fertilizantes y productos adecuados, respetar los tiempos de cosecha con herramientas exactas, realizar las podas de rejuvenecimiento como corresponde y cuidar el fruto una vez extraído de la planta, todo hace al producto. El cuidado y la dedicación es lo que lleva a tener un aceite de primer nivel o no”, agregó.
Finca Oliva Olivos: Turismo rural, experiencias gastronómicas y visitas guiadas
La finca bahíense produce su propia marca de AOVE en sus tres varietales premiadas: arbequina, coratina y alto en polifenoles. Y además, el aceite que, después de un tiempo desde su fabricación, pierde los puntos altos en sus propiedades, es utilizado para productos de su propia marca de jabones y elementos de cosmética.
En paralelo, ofrecen visitas guiadas, turismo rural, cenas entre los olivos a la luz de las estrellas, gastronomía gourmet, meriendas y eventos por días especiales.
La finca, desde sus inicios, cumple un rol recreativo y académico para grupos escolares y de estudio. A la finca se acercan diversas instituciones educativas, desde escuelas hasta grupos de estudiantes de la Universidad Nacional del Sur e institutos de gastronomía, en las que los visitantes tienen la experiencia de cosechar y merendar.
Es que uno de los puntos fuertes de la finca es la experiencia de vivir en primera persona uno de los eventos más importantes del proceso de producción del aceite.
“El evento de la cosecha es algo que venimos haciendo desde el primer momento que abrió la finca al público. La gente viene temprano, hacemos toda la recorrida viendo el proceso productivo del olivar, hacen la cosecha explicando la técnica utilizada y vamos, con esas aceitunas cosechadas por ellos mismos, a la máquina final donde, luego de cuarenta minutos, ya está listo el aceite. De ahí, los invitamos a sentarse para degustar un almuerzo de seis o siete pasos, todo pensado con el aceite de oliva hecho por ellos”, resumió Franco.
Experiencias gourmet
Lo que empezó siendo una casa de té hoy evolucionó a un espacio gastronómico de la más alta calidad, con capacidad para cuarenta personas, apto para encuentros de familias y amigos y también disponible para eventos. Ahí organizan Club de Chef, “una experiencia gastronómica sensorial” con un menú por pasos y maridajes para cada plato.