Con un pronóstico optimista en cuanto a la recuperación proyectada para la finalización del año, América Latina y el Caribe igualmente deben afrontar problemas que persisten como la diversificación de sus exportaciones y la adaptación a un mundo que gira hacia el proteccionismo y las tensiones entre potencias.
Luego de la contracción vivida en 2023, el comercio mundial mostrará crecimiento para el año 2024, aunque continúa la tendencia de bajo dinamismo que se instauró tras la crisis financiera de 2008. Esa limitación es producto de varios factores que frenan las expectativas de crecimiento y no permiten despegar todo el potencial económico que los países poseen como, por ejemplo, el auge de las políticas proteccionistas, las tensiones geopolíticas y los problemas en el transporte marítimo que afectan la cadena de suministros. En ese contexto, Latinoamérica evidenció un crecimiento, aunque presenta problemas persistentes que debe abordar desde una mirada integral entre el sector público y el sector privado.
Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las exportaciones regionales de bienes mostrarán signos de recuperación en 2024, con un crecimiento proyectado en términos de volumen que superará al del comercio mundial. El documento advierte que este aumento estará impulsado, en gran medida, «por el incremento en la exportación de productos básicos en América del Sur». Además, indica que se espera que las exportaciones regionales de servicios crezcan a una tasa de dos dígitos por cuarto año consecutivo, beneficiándose de la continua recuperación del turismo internacional.
Sin embargo, desde la Cepal indican que el crecimiento de las importaciones regionales de bienes y servicios será más moderado en comparación con el de las exportaciones, lo que refleja una debilidad en la demanda en un contexto de bajo crecimiento económico.
Recuperación del comercio para América Latina
En 2024, la Cepal anticipa que el valor de las exportaciones de bienes de la región aumentará un 4 %, con un crecimiento del volumen del 5 % y una caída de los precios del 1 %. Las importaciones, por su parte, también verán un aumento del 4 % en volumen, aunque con una caída del 2 % en precios, resultando en un incremento proyectado del valor del 2 %. La recuperación del comercio exterior de la región es notable, con incrementos significativos en el volumen de exportaciones en el Caribe, particularmente impulsadas por el crecimiento en Guyana y Suriname.
A nivel sectorial, se prevé que los productos agrícolas y agropecuarios registren el mayor aumento en el valor exportado (11 %), seguidos por minería y petróleo (5 %) y manufacturas (3 %). En términos de socios comerciales, se espera que el crecimiento del valor exportado sea mayor hacia China y Estados Unidos, mientras que las exportaciones intrarregionales sufrirán una caída.
La región también prevé un leve aumento del 1 % en sus términos de intercambio en 2024 gracias a caídas menores en los precios de las exportaciones en comparación con las importaciones. Sin embargo, algunos países enfrentan desafíos significativos, especialmente los exportadores netos de productos agropecuarios como Argentina, Paraguay y Uruguay, que verán un deterioro en sus términos de intercambio.
Por otro lado, el valor de las exportaciones de servicios se proyecta que aumentará un 12 % en 2024, con contribuciones significativas de los viajes y servicios modernos. Las importaciones de servicios, en contraste, solo crecerán un 1 %, reflejando el escaso dinamismo económico.
En conclusión, tras la caída de 2023, las exportaciones regionales de bienes se recuperarán en 2024, con un aumento de volumen que superará el crecimiento del comercio mundial. Sin embargo, este desempeño está impulsado principalmente por el aumento en la exportación de productos básicos, mientras que las exportaciones manufactureras siguen rezagadas.
La diversificación de las exportaciones y su intensificación en conocimiento son desafíos persistentes, especialmente en un contexto global de crecientes tensiones y proteccionismo. La implementación de políticas de desarrollo productivo, centradas en la colaboración público-privada, se presenta como una estrategia crucial para posicionar a la región en la actual reconfiguración de las cadenas globales de valor, concluye el documento.
Comercio hacia el exterior excesivo y déficit alimentario
El informe indica que, aunque América Latina y el Caribe son la principal región exportadora neta de alimentos a nivel mundial, más de una cuarta parte de su población enfrenta inseguridad alimentaria moderada o grave, y el costo de acceder a una dieta saludable es el más alto del mundo. «Esta problemática es especialmente aguda en el Caribe, donde persisten altos niveles de aranceles y déficits en el comercio alimentario», analiza el estudio.
Por ello, para fortalecer el comercio sin descuidar la seguridad alimentaria, la Comisión recomienda avanzar en áreas clave como la facilitación del comercio, la convergencia regulatoria, la mejora de la logística alimentaria, especialmente en el Caribe y la creación de redes de acuerdos comerciales preferenciales. También indica que es fundamental que los países de la región colaboren en foros multilaterales para resaltar el papel de sus exportaciones alimentarias en la seguridad alimentaria global.
«Desde 2005, las exportaciones de servicios de América Latina y el Caribe han crecido a un ritmo más rápido que las de bienes, aunque continúan concentradas en el turismo y pocos países se especializan en servicios modernos. La regulación del comercio de servicios es crucial para fomentar este crecimiento y se destacan los esfuerzos para reducir las restricciones en múltiples foros», sostienen.