Las proyecciones se redujeron de 5,4 a 4,7 millones de tonelads. En el sur bonaerense los rendimientos se desplomaron hasta el 40% por el clima adverso
La fuerte sequía que enfrenta el campo argentino afecta al grueso de las actividades agropecuarias. Si bien las miradas están puestas sobre el trigo por su importancia económica, la falta de lluvias puso en serios problemas a otro cultivo de invierno, como lo es la cebada, que esta campaña iba camino a un crecimiento en área y producción, pero que terminará cayendo por debajo de los resultados del ciclo anterior.
La cebada es un cereal de la familia del trigo. Su principal uso es para la elaboración de malta para hacer cerveza y otras bebidas alcohólicas, aunque también tiene una utilización forrajera. Argentina es un importante productor a nivel global, siendo las principales zonas dedicadas a su cultivo la provincia de La Pampa y el centro y sur de Buenos Aires, aunque también la región núcleo hace su aporte.
Área de mayor influencia
En la zona de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP) es donde el cultivo de cebada alcanza su máxima expresión en cuanto a superficie y producción. La región, que comprende el oeste y sur de la provincia de Buenos Aires y este de La Pampa, aporta el 65% de la superficie total sembrada a nivel nacional y este año se implantaron en 842.000 hectáreas, expandiéndose 5% respecto a la campaña 2022/23.
No obstante, la sequía impactó en la región y si bien todavía no existe una estimación de producción por parte de la BCP, si ya comenzaron a registrarse fuertes recortes en los rindes promedios con respecto a lo registrado el año pasado. “Lo que observamos es que la falta de precipitaciones de los últimos meses, sumado a los eventos de heladas, generaron una disminución en el potencial de rinde estimado en un 40%”, indicó la economista de la entidad bursátil, Carolina Volonté.
Esto se demuestra en el último informe sobre estado de los cultivos realizado por la entidad, donde se puede observar caída en los rindes de hasta el 32% en la zona de Trenque Lauquen con respecto a lo registrado el año pasado y del 30% en Catriló. En Daireaux la merma llega al 46%, en General Lamadrid al 42% y en Tres Arroyos al 40%. Solo los alrededores de Bahía Blanca muestran mejores productividades que las obtenidas el año pasado.
Para la industria cervecera el problema es doble, ya que tiene un consumo constante del grano, pero la preocupación no es sólo por la cantidad con la cual va a contar, sino también el estado en el cual estará el grano. Debido a eso, Volonté expresó que “más allá del impacto sobre la producción final, se debe prestar atención a la calidad y al calibre que efectivamente termine teniendo el grano porque es un factor clave en términos de industrialización. Hoy todavía no se puede dar por perdida y decir que va a haber una cebada de mala calidad, pero es muy importante seguir de cerca esta situación”.