La persistente inflación y la reactivación que no llega sembraron cautela y dudas entre los inversores según los analistas.
El índice Sentix, que mide la confianza de los inversores de la zona euro cayó por primera vez desde octubre, hasta los -11,1 frente a los -8 de febrero, a pesar de que se redujeron los temores a una recesión. El dato se coloca también por debajo del pronóstico, que esperaba que fuera de -6,3.
«La reactivación habitual de la economía a principios de año está en peligro de sufrir un cortocircuito», señaló el instituto de investigación. «Este estancamiento pronto podría convertirse en temores renovados de una recesión si se materializan las expectativas económicas negativas», agregó el comunicado.
Por su parte, el índice de situación actual subió a -9,3 desde -10, mejorando por quinto mes consecutivo y marcando el nivel más alto desde junio de 2022. Sin embargo, después de varios meses de mejora, el índice de expectativas cayó a -13, desde -6 en el mes anterior.
«El repunte en el sentimiento de los inversores de EZ se estancó al final del primer trimestre, lo que sospechamos es la primera señal de un retroceso en el sentimiento de riesgo en respuesta a la importante revalorización en el mercado de bonos durante el último mes», comentan los expertos de Pantheon Macroeconomics.
Dificultades
Para Oxford Economics, los datos «reflejan una creciente cautela en los mercados». «A estas alturas, los mercados probablemente ya han descontado todas las noticias positivas derivadas de la caída de los precios de las materias primas y los datos de actividad más resistentes. Si bien los PMI de febrero para la eurozona fueron inesperadamente alcistas, las cifras del ESI de febrero proporcionaron una verificación de la realidad y es probable que la inflación muy rígida de febrero provoque una respuesta más agresiva del BCE», afirman.
Consideran importante tener en cuenta que, «si bien la eurozona ha evitado una severa recesión invernal, la perspectiva de crecimiento no es la de un auge inminente, sino más bien una dificultad para la mayor parte de 2023 y hasta 2024. Los mercados parecen estar dándose cuenta de esto».
Otros analistas creen que lo que se muestra es «un momento de incertidumbre. El inversor vuelve, por tanto, a sentimiento más negativo y el nivel de confianza pone sobre la mesa la incertidumbre que genera una inflación subyacente que no termina de tocar techo y unos tipos que van a seguir subiendo», dicen.