Con un dólar más alto para importar y más bajo para exportar, aseguran que pierden competitividad. La UIA advierte que la situación puede ser crítica y busca que el Gobierno frene las medidas.
Distintos sectores industriales están en alerta por la intención del Gobierno de subir hasta el 15 % las retenciones de todos los productos que se exportan. Aseguran que se ven perjudicados de dos maneras: por un lado, se impone un tipo de cambio más alto para importar insumos que para exportar y, por el otro, se incrementan los derechos de exportación.
Además, se terminan los beneficios para las ventas incrementales. La Unión Industrial Argentina (UIA) acelera reuniones con el Ejecutivo y pide revisar sector por sector, mientras en el Ministerio de Economía “están en diálogo permanente” con los sectores y dicen que la medida será transitoria.
“Vamos a perder un trabajo de décadas. Abrir mercados de exportación no es algo que se haga de un día para el otro y estas decisiones fiscalistas salen caras”. La frase la dijo un empresario del sector metalúrgico, pero la preocupación es generalizada entre firmas exportadoras de distintos rubros como el automotriz, el farmacéutico y la indumentaria, entre otros.
El efecto habitual de una devaluación es una mejora inmediata en competitividad. Pero pese al salto cambiario que vivió Argentina semanas atrás, ese beneficio podría no verificarse en un sector clave como la industria. Debido a una serie de medidas complementarias que implementó, y que busca implementar, el ministro de Economía, Luis Caputo, con el fin de incrementar la recaudación.
En primer lugar, cuando el Gobierno aplicó la devaluación, lo acompañó de una suba generalizada del impuesto PAIS, que dejó al tipo de cambio para importar insumos un 17,5 % por encima del oficial. Luego, se anunció la posibilidad de liquidar un 20 % de las exportaciones en el segmento contado con liquidación, pero dada la reducción de la brecha, ese incentivo no fue suficiente para compensar el incremento de costos.
Las manufacturas cuentan con un esquema de derechos de exportación que promueve menores retenciones en la medida que los productos tienen más valor agregado. Las materias primas pagan un 4,5 %, los insumos elaborados 3 % y los bienes finales 0 %. Para sorpresa de muchos industriales, la semana pasada el presidente Javier Milei, que en campaña prometió no subir ni crear impuestos, envió al Congreso un proyecto de ley que incluye un incremento generalizado de retenciones de hasta el 15 %.
Impacto en los sectores
El traspaso a costos de la devaluación se dará al mismo tiempo que se prevé eliminar los regímenes especiales para las exportaciones incrementales, como las automotrices. Actualmente pagan 0 % por cada auto extra que se venda al exterior en comparación al año anterior.
De confirmarse la suba de retenciones, las terminales esperan una merma en los volúmenes de exportación: “Hoy ya somos poco competitivos en comparación a nuestros competidores: exportamos un 20 % o 25 % de impuestos. Además, tenemos muy pocos acuerdos comerciales con preferencia arancelaria para ingresar a otros bloques”, explicaron.
La situación no será más sencilla para el sector farmacéutico. Al tratarse de bienes finales están pagando hoy 0 % de retenciones. En algunos casos las empresas podrían ir a pérdida porque las licitaciones internacionales tienen plazos y un compromiso de abastecimiento que puede extenderse por dos o tres años y se hicieron bajo un ejercicio de costos que no incluía retenciones del 15 %.
Los laboratorios esperan varios años hasta que sus medicamentos son aprobados por la autoridad sanitaria de otros países, por eso necesitan especialmente de previsibilidad. Se trata además de un rubro en donde la mayor parte de los insumos, como los principios activos, están dolarizados: “No vamos a tener una licuación en los costos y perderemos la rentabilidad”, concluyó un referente del rubro.
El escenario se repite para autopartes, indumentaria, calzado y otros. En el Gobierno aseguran que es una medida de emergencia y que será “transitoria”. La preocupación de la industria pasa centralmente por el trabajo que implica desarrollar mercados de exportación. No son relaciones que se forjan de un día para el otro.
Industria vitivinícola
El sector vitivinícola viene de una temporada particularmente mala, condicionada por una de las peores cosechas de la historia y una profunda caída de sus ventas, tanto en el mercado interno como en el externo. Ahora, es uno de los complejos apuntados por el Gobierno para pagar retenciones y, como todos los insumos de la industria alimenticia, dejará de tener el impulso del programa “Compre sin IVA”, que no fue renovado por el Gobierno.
En concreto, todo el complejo vitivinícola deberá tributar un 8 % por sus ventas al exterior. Casi la totalidad de la facturación se atribuye a las ventas de vino embotellado, pero también tienen participación en el mercado las ventas de vino a granel y la comercialización de mosto, entre otros productos. Para los referentes del sector, la situación puede generar un impacto crítico.