Los suelos agrícolas son uno de los principales depósitos de carbono del planeta, lo que contribuye significativamente a disminuir la concentración de gases de efecto invernadero.
Las plantaciones forestales almacenan 70 millones de toneladas de carbono orgánico, según un estudio realizado por el Inta y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación que analizó esta capacidad de los suelos en los diversos ambientes del país.
La región mesopotámica lidera la reserva nacional de bosques cultivados y las plantaciones de pino son las que registran el mayor almacenamiento de carbono orgánico, destacó el trabajo.
Como base para la producción de alimentos, fibras y muchos servicios ecosistémicos esenciales, el suelo representa un componente importante de los sistemas productivos y un recurso clave para la mitigación y adaptación al cambio climático por su capacidad de almacenar compuestos carbonados tanto orgánicos como inorgánicos.
En esta línea, las plantaciones forestales son muy valoradas por los numerosos servicios ecosistémicos que brindan, entre los que se destaca, la capacidad de secuestrar gases de efecto invernadero (GEI) y almacenar carbono orgánico del suelo (COS).
Según Pablo Peri, coordinador del Programa Nacional Forestal del Inta, “en los primeros 30 centímetros de suelo de las plantaciones forestales se almacenan unas 70 millones de toneladas de carbono orgánico”.



