Hay bajas reservas y existe la duda de que las vacaciones se resignen por la crisis. Se “subastan” en estadías.
Desde hace varias semanas, potenciales viajantes escriben en sus redes mensajes donde indican cuántos son, qué tiempo de estadía planean y qué monto están dispuestos a pagar. En base a eso, los prestadores de servicios los contactan y les realizan ofertas tratando de atraerlos.
“Somos 3, queremos viajar una semana y podemos pagar $15.000 diarios, tenemos efectivo”. Mensajes de este estilo se leen diariamente a través de distintas páginas de Facebook en busca de realizar viajes tanto a Rio Negro como a Neuquén, y también otras provincias como La Pampa o Chubut.
Lo hacen en sitios que reúnen a prestadores del destino. Tras el posteo, las réplicas se suceden, y los comerciantes empiezan a ofertar para captar al viajero, que hasta puede encontrar alojamiento por un número menor al que propuso.
“Es, literalmente, un remate que se da por redes. Pero los que están entrando en ese juego son, en su mayoría, dueños de departamentos o de casas que no están habilitados por turismo y que ofrecen sus lugares desde la clandestinidad, fuera del circuito formal. No pagan impuestos ni tasas comerciales, por eso se pueden dar el lujo de ofertar de esa manera. Pero lo que hacen es romper los parámetros que fijamos los que sí operamos dentro del sistema”, se quejó Carlos Rivas, uno de los referentes de la Asociación de Extrahoteleros, que nuclea a los dueños de departamentos y complejos.
Sin embargo, reconoció que los “informales” no son los únicos que están optando por rematar estadías. “La verdad es que también hay prestadores que se empezaron a desesperar, porque no se sabe que pasará con la temporada”, informó con desaliento.
Esa incertidumbre se basa en datos concretos. “Otros años, para esta época, ya teníamos todo enero reservado y estábamos cubriendo febrero. Pero hoy sólo hay un 30 % de reservas para el primer mes del año, y un 10 % para el segundo”, se lamentó.
Otros indicios generan la misma preocupación. “En otros diciembres había cincuenta consultas por día y ahora existen 10 ó 15. Y no es que la gente está peleando precios. Es que ni siquiera llama para preguntar”, se alarmó.
Esa inquietud es compartida por el sector. Porque lo que temen es que, en medio de esta crisis, la gente resigne sus vacaciones, y nadie viaje en la temporada alta. O sean contados los que se decidan a hacerlo.
Lo cierto es que, en ese marco, parece completamente desactualizada la ardua definición de precios de alojamientos que el sector vivió hace sólo unos meses.
“Por ahora, oficialmente, no bajamos nada. Sigue saliendo, a partir del 26 de diciembre, 90.000 pesos un alquiler para cuatro frente a la playa y 65.000 pesos cerca del mar. Pero si no suben las reservas cada prestador evaluará que montos propondrá”, finalizó Rivas.



