Tras un plan de recuperación, las dos plantas de Celulosa Argentina vuelven a estar en funcionamiento.
Después de dos años de problemas financieros y comerciales, Celulosa Argentina parece estar retomando la senda de la producción gracias a la inyección financiera que su nuevo dueño le aportó. La firma es la mayor fabricante de papel del país, y hace poco más de un mes cambio de manos, en el marco de una operación que le permitió iniciar un proceso de recuperación de sus operaciones para evitar la quiebra y salir de la parálisis.
Hasta ese momento, la empresa era controlada por Tapebicuá Investment Company, con un 66,4% del capital y que a su vez estaba integrada por los empresarios Douglas Albrecht, José Urtubey, y Juan Collado, aunque adicionalmente existían otros accionistas minoritarios, incluyendo algunos con información privilegiada.
Este grupo fue reemplazado por Esteban Nofal, propietario de la financiera CIMA Investments S.A. e hijo de Luis Benjamín Nofal, cofundador de Torneos y Competencias.
El empresario se quedó con Celulosa por la simbólica suma de $1 teniendo en cuenta que también asumía la responsabilidad de normalizar el millonario pasivo cercano a los 150 millones de dólares que heredó con la operación y que se encuentra renegociando en el marco del proceso concursal abierto en la justicia.
Además de aportar los fondos necesarios para reconvertir y readecuar las operaciones de Celulosa y su perfil financiero para poder retomar su capacidad plena, Nofal comenzó también a readecuar el mix de productos y mercados en función de la demanda y trabajar fuertemente en su perfil exportador.
Planta reactivada
En este contexto, acaba de lograr la reapertura de la planta Industrial de papel de la empresa ubicada en la localidad bonaerense de Zárate, luego de varios meses de parálisis e incertidumbre para su personal.
De acuerdo a un informe enviado por el representante legal de Celulosa Argentina a la Comisión Nacional de Valores (CNV), “todas las unidades productivas de la sociedad se encuentran actualmente operativas y en pleno funcionamiento, consolidándose así el proceso de recuperación comprometido por el nuevo controlante, a fin de asegurar la sustentabilidad de la compañía en el mediano y largo plazo”.
En ese contexto, la estrategia de Nofal se basa en una reestructuración financiera profunda, más inyecciones de capital, la reactivación de la producción y un enfoque en la rentabilidad y eficiencia operativa para el 2026.
Tras el incumplimiento de pagos que llevaron la firma al borde de la quiebra, ahora tanto la planta de Zárate como la de Capitán Bermúdez, en Santa Fe, se encuentran en marcha, financiadas con créditos, y con la mira puesta no sólo en el mercado interno sino en aumentar exportaciones a países vecinos y Estados Unidos, aprovechando su integración de producción desde el árbol hasta el papel.



