Pese al contexto de incertidumbre, aseguran que en 2024 continuará creciendo y prevén que podría aumentar la generación de empleo en un 200 %.
Durante los últimos dos años la producción de la industria pesquera tuvo un crecimiento del 500 %, con una misma proporción en la generación de empleos directos e indirectos. Para este año, los pronósticos son alentadores y se espera un mayor auge, lo que ubicaría a la Argentina entre los mayores productores de América Latina.
Los datos corresponden a un estudio de la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (Fulasp) según el cual, en los tres últimos años, la acuicultura local no ha parado de crecer. Este sector ya logró generar divisas millonarias, se está convirtiendo en un actor fundamental para la generación de empleo en las zonas extrapampeanas y colabora fuertemente en la sustitución de importaciones.
En cuanto a los números, el informe da cuenta de que, entre enero de 2020 y diciembre de 2023 (los datos se consolidan en mayo de este año), la producción trepó de 2.090 toneladas a 9.500 promedio, mostrando un crecimiento exponencial de la actividad en el territorio nacional.
A su vez, el sondeo proyecta que, en este 2024, la producción crecerá entre un 20 % y un 30 % más, ubicando la estimación entre las 12.000 y las 13.000 toneladas. En cuanto al empleo, la proyección prevé una suba del 200 % entre todos los puestos relacionados con la actividad.
Potencial en acuicultura
Al respecto, Raúl Cereseto, presidente de Fulasp, señaló que Argentina “tiene un gran potencial en acuicultura que ya se está observando en los datos mencionados” y agregó que “se trata de un sector que se ha convertido rápidamente en una fuente de empleo y de desarrollo económico que puede posicionar al país como uno de los pilares de la alimentación de todo el planeta”.
En el país, el sector hoy tiene sus trabajos más destacados en marcha en las provincias de Neuquén, Río Negro, Misiones y Chaco, aunque también hay importantes siembras en Corrientes, en la Provincia de Buenos Aires, en Tierra del Fuego y, en menor grado, en Mendoza.
En esos territorios, las especias que se «siembran» varían entre bogas, carpas, dorados, mejillones, ostras, pacúes, ranas y surubíes. Para 2024, hay expectativas relacionadas al crecimiento de las exportaciones de mejillón de cultivo, algo inédito para la Argentina, y de trucha a Japón y a Estados Unidos, dos mercados fundamentales por su gran demanda.
Al mismo tiempo, el informe sostiene que también se continuará trabajando para la sustitución de importaciones, básicamente del salmón chileno, por la trucha local y que se comenzarán a comercializar masivamente las ostras producidas en la provincia de Buenos Aires.
Actualmente, en todo el mundo, más de la mitad del pescado que consumen los seres humanos proviene de la acuicultura, lo que demuestra que si se logra que las exportaciones por esta actividad representen en nuestro país el 45 % de las divisas que genera el pescado, este sector vislumbrará que tiene una potencialidad en el corto plazo de alrededor de miles de millones, y que, además, podría superar ampliamente los empleos directos e indirectos que hoy genera la pesca extractiva.
En ese sentido, la Fulasp proyecta números récord entre 2024 y 2025 para nuestro país, que ubicarían potencialmente a la Argentina en el cuarto lugar de Latinoamérica en materia de crecimiento proporcional, apenas detrás de Chile, Brasil y Ecuador.
Siguiendo estos datos, finalmente, Cereseto subrayó la importancia de que “el Estado Nacional mantenga en la agenda institucional a la acuicultura, y su vínculo estrecho con los productores” porque “se trata de una actividad que está engrosando mucho las arcas del país, que eleva significativamente el PBI nacional y que contribuye muchísimo para la creación de empleo”.