La situación con los aranceles impuestos por Estados Unidos al resto de los países también golpea al sector.
La importación de maquinarias creció 50 % interanualmente durante marzo y en algunos productos, como ascensores y montacargas, se ha quintuplicado la cantidad de ingresos al país. Para las fábricas del sector metalúrgico se mezcla un escenario complejo de sustitución de procesos productivos completos, la recesión que impacta más duramente en partes de la cadena de producción como la fundición y la caída del consumo.
Además, se suma el contexto internacional, con el duro golpe que significan los aranceles del presidente de Estados Unidos Donald Trump, que pegan de lleno en los materiales que utilizan.
En el caso de las herramientas y materiales, el alza es del 30 %. El dólar mayorista a 1.060 pesos al que acceden las compañías, que compran todo tipo de bienes en el exterior, es 30 pesos más bajo que hace un mes, cuando accedían a un tipo de cambio a 1.095 pesos.
Los ejemplos son varios. La importación de máquinas para la industria lechera subió un 70 % interanual. La de máquinas agrícolas para la preparación del suelo o cultivo (sembradoras, partes, cultivadores, etc.), un 84,9 % interanual; los aparatos de elevación (ascensores, montacargas, etc.), un 232,8 % interanual y la maquinaria vial autopropulsada, un 398,8 % interanual.
El planteo de quienes fabrican herramientas y máquinas para otras industrias es que los rubros que se piensan como motores del desarrollo y que ponen a girar toda la cadena productiva —como el agro, el gas y el petróleo— ahora están siendo utilizados solo como enclaves extractivistas.
La sustitución por importaciones es heterogénea: hay empresas que ya reemplazaron procesos productivos por productos comprados en el exterior, como también distribuidores y proveedores que se dedican en exclusivo a ello. En marzo, según datos de la Asociación de Industrias Metalúrgicas de la República Argentina (Adimra), la actividad creció 2,9 % interanual —en comparación con un tercer mes del 2024 muy malo— y cayó un 1,3 % respecto de febrero. Pero, además, está un 10 % por debajo del promedio de 2023 y el año pasado sufrió un descenso acumulado del 12,1 %.
En términos históricos, las metalúrgicas pyme exportaban diez años atrás unos 10.000 millones de dólares al año, pero con las sucesivas recesiones de los últimos años, el sector se redujo cada vez más y ahora la expectativa es de vender al exterior sólo 4.000 millones de dólares.
A la situación local se suman las disputas externas
Los pronósticos empeoran con la amenaza de los aranceles que aplicará Estados Unidos. “Hay empresas que tienen un doble golpe por el arancel del 25 % al acero y el aluminio y el que aplicará Trump una vez pasado el período de gracia de los noventa días”, explicaron desde fuentes del rubro, que ejemplificaron con empresas cordobesas que exportan un 60 % de su producción a ese país.
Entre las distintas partes de la cadena metalúrgica, la más fácil de reemplazar es la de la materia prima. En la fundición, la demanda cae 11 % interanual en un contexto de actividad promedio anual del 51 %, indicó un informe de la Cámara de Industriales Fundidores de la República Argentina (Cifra). El 47,2 % de las empresas redujo su plantilla de empleados (41,7 % levemente y 5,6 % sustancialmente), mientras que el 50 % no registró cambios. Solo un 2,8 % reportó un leve incremento, algo que “refleja un escenario laboral contractivo, acorde a la baja utilización de capacidad instalada”, señaló el documento.
En medio del complejo panorama, el titular de Adimra —recientemente reelegido—, Elio Del Re, pidió mayor preponderancia en la Unión Industrial Argentina (UIA). En el último año, con la inflación en dólares, la depresión del consumo y la recuperación heterogénea de la actividad industrial en general, el desacople de la realidad que vivieron las pymes y las grandes empresas generó roces hacia dentro del organismo que, desde este jueves, dirigirá Martín Rappallini.
Del Re, con la situación de su sector de fondo, buscó levantar el perfil y será vicepresidente pyme, un lugar que no está ocupado por la cabeza de una cámara hace varios años, sino por delegados de la entidad fabril nacional. El rubro está conformado en un 90 % por pequeñas y medianas empresas de capital local.
“Quienes se quedan produciendo temen que les pase lo que pasó en los noventa. Un panorama complejo de despidos, achiques, poca venta y costos de producción altos”, reflexionaron desde el entorno del dirigente.