Los analistas anticipan que la tendencia se profundizará en los próximos meses por la apreciación cambiaria y el fin del Impuesto PAIS. El fenómeno disciplina los precios locales y hay productores que ya eligen no levantar su cosecha.
La importación de alimentos creció un 61 % en noviembre según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La variación interanual fue superior a la de octubre y a la de septiembre. Un análisis elaborado por el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA) asegura que la tendencia continuará impulsada por la apreciación cambiaria y la eliminación del Impuesto PAIS. Se trata en su mayoría de alimentos que se producen en el país y algunos crecen por encima del 2.000 %.
La presión impositiva sigue siendo un problema de relevancia para el campo argentino, mientras que los precios internacionales caen, el tipo de cambio se aprecia y los costos suben. El combo afecta a la competitividad de los sectores agroindustriales y la competencia con productos del exterior complica a las economías regionales.
Según datos del Indec, la importación de alimentos cayó fuerte con la devaluación del comienzo del actual Gobierno, pero se viene acelerando desde mediados del 2024. El punto más alto hasta ahora fue noviembre. Excluyendo la soja que ingresa temporalmente para ser procesada y luego exportada con valor agregado, se importaron 228 millones de dólares, un 61 % más que en el mismo mes del 2023.
Un reciente análisis del IDAA explica que “el salto que se da a partir de septiembre se explica por la reducción de 10 puntos porcentuales en el Impuesto PAIS”. El informe anticipa que el fenómeno se profundizará en los próximos meses por la eliminación total del tributo y por la continuidad de la “tablita devaluatoria” que aprecia el tipo de cambio oficial.
Cuáles son los productos más importados
La mayor parte de los alimentos que se importan cuentan con producción local. El informe marca que el mayor salto interanual se da en la cebolla, que acumula importaciones por 32.550 toneladas, un 11.525 % más que las del 2023. Le siguen las zanahorias con aumentos del 5.780 % interanual y el tomate con un salto del 5.776 %. El limón, otro símbolo de las economías regionales, crece un 261 %.
Los alimentos que se importan son tanto para el consumo final como para la producción de otros artículos que luego llegan a la góndola. La tendencia se verifica también en productos con valor agregado como la yerba mate, la pulpa de tomate o el vino, que exhiben incrementos interanuales de entre 76 % y 590 %.
Según los datos del Indec, el denominador común de las importaciones de alimentos es la proximidad de los mercados de origen. En el caso del tomate, en noviembre fueron proveedores Paraguay (60 % del volumen), Chile (31 %) y Brasil (9 %), con una enorme disparidad de precios, ya que mientras el tomate chileno ingresó con un valor promedio de 1,28 dólares el kilo, el paraguayo lo hizo a 0,14 dólares.
Según el informe del IDAA “algunos movimientos se podrían explicar por causas puntuales como la calidad o estacionalidad de la oferta”, pero al mismo tiempo concluye que “estas operaciones serían inviables si no fuera por el marco que permite obtener rentabilidad importando productos que se producen localmente”. Las entidades del campo vienen elevando el tono de los reclamos y advierten que la paciencia del sector «está por agotarse».