Adquirió por 133 millones de pesos a Elaboradora Argentina de Cereales, quedándose con su planta en Barracas y la marca de alimentos Mágica. El objetivo que persiguen es la consolidación como un jugador global.
Comenzó hace más de cien años como una firma de molienda de trigo y actualmente se convirtió en una empresa diversificada que cubre un amplio abanico de alimentos de consumo masivo. Ahora, Morixe volvió a ampliar su portfolio con la adquisición Elaboradora Argentina de Cereales (EAC), dueña de la marca Mágica y de una planta industrial en Barracas, por 133,3 millones de pesos, libre de deudas.
La incorporación de EAC le permitirá a Morixe ganar escala en avena y polenta y servirá como plataforma para el desarrollo de nuevos productos, en línea con su plan de diversificación más allá de las harinas.
El movimiento no es aislado. En los últimos dos años, Morixe avanzó en un rediseño profundo de su modelo de negocio. La empresa decidió reducir su dependencia de la molienda de trigo y potenciar líneas de mayor valor agregado, en un contexto de caída general del consumo masivo y fuerte retroceso en la categoría de harinas.
El cambio se refleja en sus balances: en el primer semestre de 2025, las ventas de harinas y subproductos cayeron 17 % interanual, mientras que los productos no farináceos crecieron 11 %, con picos en categorías como premezclas (+67 %), avena (+51 %) y aceitunas (+172 %). El resultado fue un negocio más equilibrado: los farináceos representan hoy la mitad de los ingresos, cuando hace pocos años eran casi el 100 %.
El desafío de Morixe ha sido sostener márgenes en un escenario adverso. A pesar de la contracción de la demanda y de los costos crecientes, la compañía compensó con un cambio en el mix de ventas, privilegiando productos de mayor rentabilidad y valor agregado.
Compras estratégicas en serie
La compra de EAC se suma a una seguidilla de adquisiciones que marcaron la transformación de Morixe. En marzo de este año adquirió Biomac, una firma especializada en frutas congeladas, semillas y vegetales orgánicos, con fuerte presencia en Estados Unidos y Canadá. Ese paso le permitió ingresar de lleno en el segmento de la alimentación saludable, una tendencia en alza tanto en el mercado local como en el internacional.
En agosto avanzó con la toma de control del Grupo Intertrópico, una distribuidora de alimentos con sede en Madrid que abastece a más de 1.400 clientes en la península ibérica. La operación le dio a Morixe una plataforma operativa directa en Europa, un mercado en el que ya venía exportando, pero sin estructura propia. Además, la firma española proyecta desembarcar en Estados Unidos, lo que amplía el horizonte de expansión.
La internacionalización también se viene construyendo en la región. En años previos, Morixe sumó Gibur y Braspal en Uruguay, fortaleciendo su presencia en el Cono Sur y ampliando su portafolio de productos más allá de las harinas, con aceitunas, aceites, aderezos y jugos.
En paralelo, la empresa monetizó activos para financiar nuevas apuestas: en 2024 vendió su participación en el joint venture con Lamb Weston por 13 millones de dólares, lo que le permitió cancelar deuda, mejorar su posición financiera y liberar recursos para nuevas compras.
La estrategia de expansión llega en un contexto desafiante. En el primer semestre de 2025, Morixe facturó 46.541 millones de pesos, con una ganancia neta de 694 millones, muy por debajo del mismo período de 2024, cuando había alcanzado 2.684 millones. La baja se explica por la caída del consumo interno y mayores costos financieros, aunque la compañía logró mantener su estructura sólida.
En suma, Morixe está dejando atrás su perfil de harinera tradicional para convertirse en un jugador diversificado del consumo masivo, con un pie en la Argentina y la mirada puesta en consolidarse como referente en los mercados internacionales.