La inteligencia artificial está tomando un rol cada vez más protagonista en la agricultura moderna. Su correcta implementación permite que el emprendedor minimice los márgenes de error, límite los costos, reduzca los tiempos y genere un mejor producto para su comercialización.
Su uso puede ser funcional para todas las partes del proceso productivo. Permite optimizar procesos de riego y fertilización, predice el rendimiento de los cultivos, recorta el tiempo de cosecha, gestiona la cadena de suministro, reduce el impacto ambiental, entre otros aspectos.
Centrándonos exclusivamente en el control de plagas y patógenos sobre el cultivo, esta herramienta otorga la posibilidad tanto de anticiparse a ellas como de combatirlas.
La IA en la prevención de plagas
Según un artículo publicado en el portal AgriBusiness Global por el licenciado en Agroquímica, Agronomía y Ciencia del Suelo, Vasyl Cherlinka, la principal utilidad que ofrece la inteligencia artificial para la prevención de plagas es la recolección de información sobre distintas variables en elementos claves del cultivo. Por ejemplo, las altas temperaturas y la humedad del suelo son factores que pueden presentar patrones favorables para la proliferación de plagas. La información se recopila mediante el monitoreo remoto de la zona seleccionada, utilizando sensores, drones o imágenes satelitales. Esto es lo que se conoce como Internet de las Cosas (IoT). De esta forma, se producen datos específicos, lo que permite conocer el estado del cultivo, minimizar los riesgos y obtener mejores precisiones sobre qué acción llevar a cabo.
El segundo punto donde la inteligencia artificial genera un impacto positivo en relación a las plagas es en su aplicación para combatirlas. El uso de drones para eliminar los agentes ya instalados en el cultivo resulta ser una herramienta cada vez más utilizada, como es el caso de Alena La Pampa, el emprendimiento pionero en llevar a cabo esta tecnología en la provincia.
El empleo de drones
Primero, se realiza el paso de escaneo del territorio con un dron que lee el color y la clorofila de las plantas. Una vez que obtienen la información necesaria sobre todo el área, utilizan un software especializado que genera un mapa georreferenciado que muestra con exactitud cuáles son las zonas afectadas dentro del territorio escaneado. A partir de allí, entra en acción un segundo dron especialmente creado para la tarea de fumigación. Se le carga alrededor de 40 litros de producto necesario para combatir las plagas y, mediante su programación, se le indica las áreas donde debe aplicarlo.
A modo de conclusión, podemos afirmar que el uso de la inteligencia artificial, tanto en la prevención como en la eliminación de plagas, genera un notorio menor uso de productos tóxicos. Anticiparse a la existencia de la plaga lleva a que el productor agropecuario pueda tomar medidas necesarias sin el uso de pesticidas o químicos específicos.
En el caso de que sea necesario combatir a una plaga ya existente, el tratamiento resulta ser mucho más localizado en el área afectada, lo que lleva a también reducir el uso de insecticidas y no aplicarlo en zonas no afectadas. Esto no solo lleva a que el producto final sea de una calidad sobresaliente, sino que también colabora al cuidado del medio ambiente, a la reducción de gastos por parte del productor y a la optimización de los tiempos de cultivo y sus cuidados.