La propuesta la realizaron en el Congreso Productivo para el Desarrollo, del cual también participaron referentes académicos y del sindicalismo.
En el marco del primer Congreso Productivo para el Desarrollo, llevado a cabo ayer y a cargo de la red de profesionales Misión Productiva, tanto empresarios como dirigentes provinciales de distintos espectros ideológicos llamaron a defender la industria y le reclamaron al Gobierno una agenda para que ésta se adapte a las necesidades y demandas del mundo actual.
Empresarios de diversas actividades productivas destacaron nichos de desarrollo sectorial, con foco en la innovación y la agregación de valor a la extracción de recursos naturales. El evento incluyó críticas al gobierno nacional, pero también convocó a revisar los errores de las políticas industriales tomadas por administraciones anteriores. Además de actores del mundo empresarial y político, también participaron representantes del mundo académico y el sindical.
La actividad contó con una charla de Daniel Schteingart, investigador y director de Planificación Productiva en Fundar, y tres paneles: uno integrado por funcionarios provinciales, y otros dos por representantes de distintos sectores productivos. En uno de estos dos últimos, denominado «Recursos naturales e industria: un futuro en común», se discutió la relevancia de agregar valor a la producción de los dos sectores «estrella» de la economía argentina actual: el energético y el minero.
Las cadenas de valor y los proveedores locales
Horacio Turri, director ejecutivo de Pampa Energía, fue el primer orador en tomar la palabra. En su discurso, destacó la participación de la firma en el primer proyecto de Gas Natural Licuado (GNL) del país, que permitirá agregar 2.000 millones de dólares anuales a las exportaciones.
El empresario destacó que «los proveedores han logrado convertirse en confiables para todo lo que necesita Vaca Muerta» y que casi todos los insumos cuentan con fabricación nacional, salvo algunos segmentos como aquellos vinculados al tratamiento electrónico. Además, subrayó a la producción local de brea como otro de los objetivos a desarrollar por el rubro de Oil&Gas, teniendo en cuenta que hoy Brasil importa grandes cantidades de ese derivado del petróleo desde otros países.
En segunda instancia, Alejandra Cardona, directora ejecutiva de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), consideró un «sinsentido» el hecho de que Argentina sea uno de los pocos países que cuenta con una producción nuclear de larga data, pero no cuente con la tecnología para extraer uranio, uno de los minerales fundamentales para su producción.
Asimismo, Jorge Scian, director comercial de TYCSA, empresa diseñadora y fabricante de equipos para los dos sectores en cuestión, y representante de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), sostuvo que “el gran desafío es que el desarrollo de recursos naturales se convierta en desarrollo de proveedores nacionales«, algo que ocurre, por ejemplo, en el proyecto Fortín de Piedra.
En esa línea, marcó la necesidad de una política que priorice la integración de proveedores industriales argentinos, elemento no contemplado de la mejor manera en el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) del Gobierno, ya que «hoy, solo el 20 % del abastecimiento es local».
El foco en la innovación
En el restante panel, llamado «El futuro de la industria argentina: innovación, diseño y valor agregado», se apuntó a discutir las oportunidades que tienen tanto las indutrias tradicionales como las emergentes en materia de especialización. Para ello participaron Graciela Ciccia, directora de Innovación de Grupo Insud, Carolina Castro, presidenta de Industrias Guidi; Mariano Bosch, CEO de Adecoagro; y Claudio Drescher, director de la Cámara Argentina de la Indumentaria.
Como representante de una de las industrias tradicionales, Drescher sostuvo que “Argentina debe ser la Italia de América Latina en diseño e indumentaria» ya que no puede competir «por precio, sino por creatividad y calidad”. «Mis marcas siempre apuntaron al diseño, la innovación, la calidad. Con eso contribuyo al desarrollo, generando empleo formal», resaltó, aclarando que sus productos en general apuntan a sectores de poder adquisitivo medio-alto.
A su turno, Castro advirtió que, si bien la especialización de la industria automotriz local en pick-ups le da una cierta ventaja comparativa, en el proceso global de «electrificación y digitalización que está atravesando el sector automotriz, Argentina está al límite». En ese contexto, aseguró que el país requiere de una articulación público-privada que vaya pensando cómo hacer que las nuevas tecnologías se instalen en el país.
Por su parte, Bosch aseguró que «el agro puede ser una plataforma para la innovación” y que «en el interior hay desarrollos extraordinarios de start-ups», mientras que Ciccia subrayó la importancia de contar con incentivos del Estado para impulsar a la biotecnología, uno de los sectores en los cuales Argentina puede ser líder.
Una industria a la altura de lo que el siglo XXI demanda
Con el slogan «Manifiesto por un industrialismo del siglo XXI», Misión Productiva lanzó este congreso bajo la premisa de que la industria es un motor clave para el desarrollo, algo que quedó demostrado tanto en el avance de China como en la respuesta de Occidente, pero con un llamado a revisar los errores de las políticas productivas del pasado.
A raíz de ello es que sostuvieron que los debates no pueden limitarse a posturas que traten de eliminar todo tipo de política industrial a la cual se le contrapone una forma de pensar en la que todo debe ser producido internamente.
Por un lado, remarcaron la importancia de la eficiencia, la productividad, la innovación y la inserción internacional a la hora de pensar la industria del futuro. Aun así, el énfasis del discurso estuvo puesto en que «sin industria, no hay camino al desarrollo» y que «con estabilidad macro no alcanza».
«Si la estabilización se hace a costa del tejido productivo, el daño es profundo y persistente. Las capacidades industriales, tecnológicas y laborales se destruyen rápido y se reconstruyen lento, o se pierden para siempre», alertaron.