La falta de lluvias y de obras de calado obligan a los buques a no cargar el total de su capacidad y tener que abastecerse en los puertos bonaerenses de Bahía y Quequén.
El nivel del río Paraná ha registrando un abrupto descenso que complica las operaciones logísticas, lo que en materia de negocios beneficiaría al Puerto de Bahía Blanca al recibir más carga como consecuencia.
La actual bajante de la vía fluvial ha llevado a sostener que se experimentará la misma situación acontecida entre los años 2020 y 2022, periodo en que la falta de calado llevó a que los buques debieran zarpar con tonelajes mucho menores a los habituales y a completar bodegas en Bahía Blanca, Quequén y Brasil.
En algunos casos, como el del maíz en 2021, las labores para completar las bodegas llevó a que creciera 29 % el promedio histórico, pasando de 21.500 toneladas a 27.500, al tiempo que los precios que se pagaron también fueron mayores. Además, el completamiento llegó a máximos del orden de las 36.000 toneladas, más del 50 % de la capacidad de un granelero Panamax.
Aquel escenario se tradujo en buenas cifras para las terminales cerealeras bahienses, logrando 40 % más de toneladas exportadas que en 2020 y números récord para el puerto. Lo mismo sucedió en 2022, con cifras extraordinarias que se tradujeron en más de 31 millones de toneladas movilizadas por el estuario y casi 19 millones por White y Galván.
Ahora, un escenario en cierta forma parecido se presenta, complicando la logística de granos por la Vía Navegable Troncal (VNT) y reafirmando el rol estratégico del Puerto de Bahía Blanca como vía de salida para la producción argentina, sin interrupciones y de manera confiable.
En tal sentido, esta semana se registraron en la zona de San Lorenzo al menos media docena de buques cerealeros cargados, con calados de más de 10 metros, que se vieron imposibilitados de navegar porque la determinante en algunos sectores y pasos críticos del río era de 8,7 y 8,8 metros.
El escenario actual ha causado preocupación entre los operadores logísticos santafesinos, sobre todo por el abrupto descenso del nivel del río (unos 20 centímetros diarios).
Hay quienes aseguran que esta pérdida de calado en las terminales de la vía troncal navegable obliga a los buques a resignar, en algunos casos, unas 8.000 toneladas de carga y, si los niveles del río se remontan a los valores de 2021, los graneleros cargarán 30 % menos de lo habitual, 13.000 toneladas menos en un navío del tipo Handymax y 16.000 en un Panamax.
Como muestra de la situación imperante basta con recordar que estuvo varios días varado al sur de San Nicolás un barco con 32.000 toneladas de trigo que debía completar bodega en Bahía Blanca. Incluso la Asociación Civil de Prácticos de la República Argentina denunció graves falencias que, en materia de seguridad para la navegación, exhiben varios tramos del río Paraná.
Precisamente, en una nota dirigida a las autoridades, la entidad denunció problemas de bajo fondo, falta de dragado en varios pasos críticos, y ausencia de balizamiento y mantenimiento de señales, marcando un panorama complicado para la logística de granos argentina de cara a una importante cosecha gruesa.
De todas formas, independientemente de la bajante del Paraná, se espera que 2024 será mejor que 2023, sobre todo porque la sequía que afecta a Argentina parece haber quedado atrás y, con esto, se estarían llegando a mejores cosechas.



