Las ventas en supermercados tuvieron un inicio de año negativo, pese a comparar ya contra el primer mes completo de Javier Milei, que había sido de fuerte retroceso.
La disminución del índice inflacionario no fue suficiente para darle un alivio a las familias argentinas y lograr la recuperación del consumo, que tuvo una pronunciada caída durante enero, primer mes en que la comparación interanual se da contra una período completo de la gestión libertaria al frente del gobierno.
Según un informe de la consultora especializada Scentia, publicado este lunes, el consumo masivo se desplomó 10,6% interanual en enero. El dato es elocuente. No solo porque muestra que la desaceleración del IPC no implicó una mejora real en la capacidad de compra de los hogares. También porque la caída se dio con respecto al primer mes completo de gestión de Milei, en el que el consumo ya había iniciado su caída.
El miércoles pasado, antes de que estuviera cerrado el procesamiento de los datos, este medio contó, en base a fuentes del sector, que las ventas en supermercados habían vuelto a caer en enero y que en las grandes cadenas estimaban un retroceso interanual superior al 5%. Los datos de Scentia lo ratificaron: la caída en los supermercados de cadena fue del 7,2% interanual.
Podría considerarse como un dato alentador que el retroceso interanual se haya desacelerado con respecto al casi 18% de diciembre. Sin embargo, el declive del 7,2% interanual se dio frente un enero de 2024 de muy mal desempeño (-8,3% interanual en la ventas de supermercados), en medio del fogonazo inflacionario que siguió a la megadevaluación que aplicó Milei apenas asumió. Esto implica que el mes pasado el consumo en las grandes cadenas se ubicó alrededor del 16% por debajo del nivel de enero de 2023.
Según los datos de Scentia, la caída de las ventas en supermercados de enero fue del 6,3% en el interior del país y del 8,4% en el AMBA.
¿Por qué sigue en baja el consumo masivo?
La marcha del consumo masivo muestra que, a pesar de la desaceleración de la inflación medida por el INDEC, los hogares no logran recuperar capacidad de compra. En buena medida, esto es consecuencia del creciente peso del gasto en servicios que afrontan las familias trabajadoras.
Muchos de esos servicios son esenciales o inelásticos. Y varios de ellos aumentan por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general desde hace largos meses.
Por caso, la semana pasada el INDEC informó que la inflación nacional fue del 2,2% en enero, aunque con una gran disparidad: mientras los bienes aumentaron 1,5%, los servicios saltaron 3,8%.
De esta manera, incluso los trabajadores cuyos salarios en el último año empataron con el IPC Nacional vieron incrementada la porción de sus ingresos que se va en servicios esenciales y, por ende, tienen menos dinero disponible para comprar alimentos, productos de limpieza, artículos de higiene personal y otros bienes de consumo masivo.