Hubo más movimiento que el año pasado, aunque con estadías más breves y gasto moderado, una tendencia que se repite.
El primer fin de semana largo de octubre volvió a mover al país. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), 1.440.000 turistas se desplazaron por distintos destinos nacionales, un 2,1% más que en el mismo feriado de 2024. El sol, la cercanía del verano y el simple deseo de “cortar la rutina” hicieron lo suyo.
Sin embargo, el dato que marcó el pulso del fin de semana fue otro: las estadías se acortaron. Los turistas pasaron en promedio dos noches fuera de casa, frente a las 2,4 del año pasado. Una tendencia que confirma el nuevo mapa del turismo argentino: viajes más cortos, planificados a último momento, pero sin resignar consumo.
“Fue un movimiento muy saludable para las economías regionales, que refleja la capacidad del sector de adaptarse al contexto”, señalaron desde CAME. En total, el gasto turístico alcanzó $262.627 millones, un 16,2% menos en términos reales, pero aún con buen dinamismo en gastronomía, alojamiento y transporte.
Los destinos clásicos siguen siendo una garantía
Entre los destinos más elegidos, Puerto Iguazú, Córdoba, Termas de Río Hondo, Villa Elisa, Tandil, El Chaltén, Mar del Plata, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires volvieron a liderar los rankings.
En la costa atlántica, Mar del Plata recibió a más de 100.000 visitantes, incluyendo a los finalistas de los Juegos Bonaerenses, que coparon plazas y restaurantes. Tandil, fiel a su estilo serrano y gastronómico, alcanzó una ocupación del 70 %, mientras que Chascomús y Villa Gesell también disfrutaron de un flujo sostenido de escapadas cortas.
Córdoba, por su parte, se lució con 85% de ocupación promedio, clima cálido y festivales serranos que invitaron a disfrutar del aire libre. En Calamuchita y Traslasierra hubo casi pleno, con turistas de Buenos Aires, Santa Fe y Rosario que aprovecharon el buen tiempo.
En el norte, Jujuy alcanzó 73% de ocupación hotelera, impulsada por la Quebrada de Humahuaca y sus fiestas culturales. Salta y Catamarca mantuvieron su ritmo, combinando naturaleza, gastronomía y festivales regionales. Y en la Patagonia, El Calafate, El Chaltén y Península Valdés fueron postales perfectas de primavera austral: naturaleza, aventura y ocupación alta.
CABA y Mendoza, las ciudades más elegidas
La Ciudad de Buenos Aires volvió a mostrarse como un importante destino turístico con una ocupación promedio del 70% y más de 100.000 visitantes, segundo mejor registro del año. Con agenda llena -desde el ballet “Onegin” en el Colón hasta el festival de música electrónica Creamfields-, la capital se consolidó como un imán de escapadas culturales y gastronómicas.
En tanto, Mendoza mantuvo su atractivo pese al menor ingreso de extranjeros. Con 60% de ocupación promedio, la capital, San Rafael y Luján de Cuyo recibieron visitantes nacionales que disfrutaron de bodegas, caminatas por los viñedos y la agenda del Emetur. “Se sostiene el interés por viajar, aunque con consumo más racional”, admitieron desde el sector vitivinícola.
El fenómeno de los viajes a Chile
Uno de los fenómenos más llamativos del fin de semana fue el éxodo a Chile. Largas filas en los pasos Cristo Redentor (Mendoza) y Cardenal Samoré (Neuquén) reflejaron el impacto del tipo de cambio y las diferencias de precios en indumentaria, electrónica y supermercados.
“Muchas familias cruzaron para aprovechar las ofertas”, relataron fuentes de Migraciones. El tránsito fue tan intenso que se reforzaron los controles y los tiempos de espera superaron las tres horas en algunos momentos.