Con más de tres décadas de historia en Santa Rosa, la tradicional heladería pampeana sigue expandiéndose gracias al impulso de nuevas generaciones y al acompañamiento del financiamiento local. Así nació su nueva planta en el Parque Agroalimentario y una sucursal que marca una nueva etapa para la marca.
En Santa Rosa, hablar de helado artesanal es hablar de Vittorio. La empresa familiar, nacida hace más de treinta años, se transformó en un ícono local que supo combinar tradición, trabajo y una visión de futuro que hoy continúa de la mano de la segunda generación.
“Vittorio nació como una heladería, pero con el tiempo fuimos sumando cafetería y pastelería. Hoy somos una empresa gastronómica integral”, cuenta Marcelo Segovia, integrante del directorio.Con el paso de los años, la firma fue ampliando su presencia con Casa Central en Avenida San Martín 180 y Vittorio Express en Martín Fierro y Pasteur, ambas en Santa Rosa, además de la fábrica en el Parque Agroalimentario.
Más recientemente, abrió una nueva sucursal en Avenida Perón y Tordo, en la vecina localidad de Toay. Cada apertura, dice Segovia, “es una forma de seguir aportando al crecimiento de nuestra comunidad”.

El punto de inflexión llegó cuando su hijo mayor, estudiante de Administración de Empresas, decidió continuar con el legado familiar. “Ese fue el impulso que necesitábamos para avanzar con un proyecto que ya veníamos pensando: la instalación de nuestra propia fábrica”, recuerda. La búsqueda de un espacio adecuado los llevó al Parque Agroalimentario, pensado específicamente para la producción de alimentos. Allí encontraron no solo el lugar ideal, sino también la oportunidad de acceder a un crédito del Consejo Federal de Inversiones (CFI) con garantía del Fondo de Garantías Pampeanas (FoGaPam).
“Fue una herramienta clave —afirma—. El trámite fue ágil y efectivo, algo fundamental para las pymes que necesitamos ese empujón para dar el siguiente paso”.
El financiamiento permitió concretar el sueño del local propio y, al mismo tiempo, generar nuevas fuentes de trabajo: solo en la última sucursal, 17 personas se sumaron al equipo.

El acompañamiento financiero se convirtió así en un punto de apoyo para un crecimiento sostenido. Desde el FoGaPam destacan que su objetivo es precisamente ese: brindar respaldo a las pymes locales para que puedan invertir, expandirse y fortalecer el entramado productivo regional.
Hoy, Marcelo mira hacia atrás con satisfacción. “Somos una empresa familiar en la que trabajamos mi esposa y mis dos hijos. Saber que la marca tiene continuidad nos da la certeza de que con esfuerzo vamos a seguir vigentes”.
Heladerías Vittorio es, como tantas otras pymes pampeanas, una historia de perseverancia y comunidad. Una historia que demuestra que el acompañamiento adecuado puede transformar un sueño en una empresa que crece con sabor propio.



