Cuando hace unos treinta años Damián Ramos se instaló en Macachín, el oficio familiar era el de gasista. Con los años, la ocupación familiar se transformó y hoy Ramos encabeza Casillas RG.
La empresa, también un emprendimiento familiar, funciona en la actualidad con la participación de su hijo, Matías, quien se encarga de la producción y las ventas, mientras que su hija, Luciana, se ocupa de la administración. Ya llevan fabricadas unas 260 casillas.
Más Industrias habló con Matías Ramos sobre la actualidad del negocio y de cómo ser previsores los ubica hoy un paso adelante en el mercado.
¿Cómo surgió la idea de hacer casillas rurales, un producto no tan tradicional?
La idea nos surge junto a mi viejo cuando vimos un faltante de casillas en el mercado. Nosotros ya éramos metalúrgicos de antes y, a pedido de un cliente, buena gente, nos comprometimos a hacerle la primera y así arrancamos en 2003.
¿Cómo fue ese recorrido desde la primera casilla hace veinte años?
Yo era bastante joven. Todavía estaba en la escuela. Mi viejo compró un equipo de corte y plegado de chapas y ahí empezamos. Las primeras fueron muy complicadas, por supuesto. Tuvimos la suerte de que la primera la teníamos vendida y, a partir de esa, fuimos solucionando errores y corrigiendo.
¿Cómo vienen equipadas las casillas?
En Casillas RG siempre tratamos de priorizar la calidad y para eso estamos convencidos de que tenemos que hablar de un buen chasis y una buena estructura, y manejarnos con buenos materiales. Pensamos siempre como la persona que está adentro, escuchando críticas constructivas y siempre agregándoles cosas. Con el tiempo, en lugar de abaratarlas, les agregamos confort. Dentro de los productos nacionales, vamos buscando la comodidad para el trabajador que está arriba. Por ejemplo, ahora tienen varias entradas USB por todos lados. Los ambientes son amplios, luminosos, las ventanas grandes, de buena ventilación, con aislantes de alta densidad, estructura y chasis fuertes, resistentes.
¿Las casillas se usan también como oficinas?
Sí. Principalmente, nuestra producción es rural, pero también tenemos producción personalizada para la industria petrolera, la industria minera y la industria vial.
¿De qué zona son los clientes?
El fuerte de nuestros productos referidos a la parte agrícola va a la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. Y para el Sur, a industrias petroleras, en Chubut. También mandamos muchas a Santiago del Estero.
¿Casillas RG tiene certificación de calidad?
Sí. Estamos aprobados por la norma IRAM 2015 y la ISO 9.001. Y aparte de eso, tenemos las casillas homologadas: cuando se exige el trámite de LCM (Licencia de Configuración de Modelo, un permiso de la Secretaría de Industria de la Nación para que un vehículo sea librado al tránsito público) las casillas están respaldadas por un organismo mundial como son las IRAM e ISO. Nos vinieron a probar y a controlar las casillas y superan el nivel de calidad que tienen que tener.
¿Qué es la línea Camper, que permite transformar una camioneta en un espacio hecho a medida para acampar?
Es algo que hacemos un poco más personalizado. Son las que van arriba de las camionetas, de las doble cabina, por lo general. Es como una casilla que va arriba de la camioneta. Tienen sus cálculos hechos por ingenieros para que quede bien distribuido el peso sobre el eje trasero. Vienen equipadas con colchones y almohadones revestidos en cuero ecológico, ventanas levadizas de doble contacto con mosquiteros, una mesada de acero inoxidable con bacha y anafe incorporados, grifería de cocina y baño, un inodoro químico portátil, un calefón de encendido automático, un taque de aguas blancas, entre otras cosas, con la posibilidad de agregar una heladera a gas, tanques de aguas grises, un calefactor, un duchador externo y más.
¿Cómo va el negocio este año?
Es un año complicado. Se vende, no tanto como el año pasado. El año pasado teníamos ventas de hasta seis meses para entrega, producíamos siete casillas mensuales y dábamos turno de hasta seis meses. Pero sabíamos que esto iba a pasar, así que nos preparamos en cuanto a la compra de materia prima y usamos el tiempo ahora para hacer las casillas más prácticas. De hecho, tenemos capacidad para permanecer once meses sin comprar materiales.
Eso también les debe permitir, en cierta medida, mantener los precios, ¿no?
Sí, de alguna manera, se puede mantener el precio. De hecho, estamos muy bien posicionados en la relación precio-calidad.
¿Qué valor tiene una casilla aproximadamente?
Desde seis millones hasta trece millones de pesos.
¿Tienen algún proyecto para este año o para el año que viene?
Tenemos pensado ir mejorando los nuevos modelos. Hemos hecho incorporación de maquinarias y matricería. Sobre fin de año el año pasado hicimos una extensión de nuestro galpón y este año la idea es modificar las casillas en alguna cuestión en particular y seguir incorporando más cantidad de herramientas, de maquinarias. Una de las cosas que hemos pensado es, a través de una empresa italiana con la que ya venimos hablando, el año que viene poder incorporar un robot soldador. Sería interesante.