Temen que las expectativas no se sostengan a largo plazo. Sostienen que algunos sectores y empresas pueden estar sobrevalorados.
El auge de la inteligencia artificial (IA) transformó por completo la dinámica de los mercados financieros en Wall Street, donde los grandes bancos adoptaron con entusiasmo esta tecnología. Sin embargo, entre los ejecutivos crece la preocupación por una eventual burbuja especulativa, alimentada por inversiones masivas en infraestructura y expectativas que podrían no sostenerse a largo plazo.
En los últimos trimestres, las principales entidades financieras registraron resultados por encima de las previsiones, impulsadas por la aplicación de herramientas basadas en IA para mejorar la eficiencia y reducir costos.
Pero el optimismo no es unánime, ya que algunas voces advierten sobre el riesgo de una sobrevaloración generalizada en el sector tecnológico.
Advertencias sobre el excesivo entusiasmo en la inteligencia artificial
Varios directivos del sector reconocieron su inquietud ante la velocidad y magnitud de las inversiones. Uno de ellos expresó que es “consciente del riesgo de que la enorme inversión en infraestructura de IA pueda derivar en una divergencia, donde algunas empresas prosperen y otras fracasen”.
En esa línea, Mark Mason, director financiero de Citigroup, sostuvo que “es difícil ver las valoraciones actuales y no pensar que algunos sectores estén probablemente sobrevalorados”, en alusión a la fuerte concentración de capital en compañías tecnológicas vinculadas con la IA.
El ejecutivo apuntó que la euforia inversora podría estar distorsionando los precios de las acciones, generando una dinámica similar a la que precedió otras burbujas históricas en los mercados estadounidenses.
El director de operaciones de Goldman Sachs, John Waldron, coincidió con este diagnóstico y alertó desde Washington que la economía estadounidense está “apostando demasiado fuerte” por la inteligencia artificial, posicionándola como único motor de crecimiento.
Según el ejecutivo, el riesgo no reside en la tecnología en sí, sino en la desproporción entre las expectativas y los resultados reales, algo que podría afectar tanto a las grandes corporaciones como a los inversores minoristas. “La historia demuestra que cuando un sector concentra la atención del mercado, el entusiasmo suele superar a la prudencia”, señalaron fuentes del banco de inversión.
Pese a las advertencias, las principales entidades financieras continúan ampliando el uso de inteligencia artificial en sus operaciones internas. JP Morgan, Bank of America y Morgan Stanley integraron la tecnología en sistemas de análisis, gestión de riesgos y atención al cliente, buscando optimizar procesos y reducir costos operativos.
El codirector ejecutivo de JP Morgan, Troy Rohrbaugh, aseguró que están «invirtiendo y obteniendo beneficios, pero los resultados más significativos llegarán en el futuro”. Según explicó, la IA ya permitió al banco mejorar la productividad en áreas clave, aunque su potencial completo aún está en desarrollo.
Por su parte, Sharon Yeshaya, directora financiera de Morgan Stanley, explicó que su entidad continúa explorando nuevas aplicaciones. “Estamos arañando la superficie de lo que esta tecnología puede hacer”, afirmó, subrayando que los avances actuales representan solo el comienzo de una transformación más profunda.
El temor a repetir una burbuja del pasado
Los analistas de Wall Street coinciden en que la inteligencia artificial representa una revolución estructural en el sistema financiero, aunque advierten que su expansión debe estar acompañada por una evaluación prudente de los niveles de valuación y los riesgos sistémicos.
En este contexto, mientras los bancos apuestan a la innovación tecnológica, crece la discusión sobre si el entusiasmo actual refleja una tendencia sostenible o una burbuja en formación. La historia reciente de los mercados, desde la crisis de las punto-com hasta la burbuja inmobiliaria de 2008, sirve como recordatorio de que incluso las revoluciones tecnológicas más prometedoras pueden volverse inestables cuando el optimismo reemplaza al análisis.