Con una fuerte inversión en infraestructura, Argentina podría dar un paso al frente en materia de producción y exportación de gas y petróleo, y convertirse en un jugador de relevancia global gracias al GNL.
Con Vaca Muerta como insignia, Argentina está atravesando un proceso que puede ser sumamente transformador en materia energética, más aún de lo que ya lo está siendo, si las condiciones favorables son aprovechadas en su totalidad. En el último año, las empresas del sector energético han comenzado a reinsertarse en los mercados internacionales de deuda, después de un largo período de aislamiento, gracias al creciente interés de los inversores en el yacimiento neuquino.
Durante el último año, la explotación en Vaca Muerta significó el 49 % de la producción total de gas en el país, mientras que la de petróleo shale alcanzó el 55 %. La formación en suelo argentino es la segunda mayor reserva de gas no convencional y la cuarta de petróleo crudo no convencional en el mundo, con recursos estimados en 308 billones de pies cúbicos de gas y 16.200 millones de barriles de petróleo.
Desde 2020, la producción total de shale en Argentina ha crecido 150 %, consolidando a Vaca Muerta como uno de los mayores centros de producción de hidrocarburos no convencionales del mundo. Se estima que los pozos en Vaca Muerta son hasta 30 % más productivos que los de la Cuenca Permian en Estados Unidos, lo que ha colocado a esta zona en una posición estratégica tanto para el desarrollo energético nacional como para los mercados internacionales.
Las proyecciones de los expertos para Vaca Muerta son altamente positivas. Se espera que para finales de esta década la producción de petróleo shale alcance 1 millón de barriles por día, pero este crecimiento dependerá de la expansión de la infraestructura de transporte.
5 proyectos que se están llevando a cabo para lograr este objetivo
- Oldelval Duplicar Plus: este proyecto de 1.000 millones de dólares duplicará la capacidad del oleoducto Oldelval de 226.000 a 540.000 barriles de petróleo equivalente por día (boepd). Se prevé que entre en operación a principios de 2025.
- Vaca Muerta Oil Sur: con una inversión de 3.000 millones de dólares, este oleoducto de 437 kilómetros conectará la zona de producción con Punta Colorada, en la provincia de Río Negro. Se espera que la primera fase esté operativa en 2025, mientras que la segunda fase estará lista en 2028.
- Reversión del Gasoducto Norte: es una obra estratégica que permite transportar gas natural desde los yacimientos de Vaca Muerta, en Neuquén, hacia las provincias del norte y centro de Argentina. Esta iniciativa busca sustituir el gas importado desde Bolivia. La obra requiere una inversión de aproximadamente 740 millones de dólares, de los cuales 540 millones fueron financiados por un préstamo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Se estima un ahorro anual de hasta 1.960 millones al reducir las importaciones de gas y combustibles líquidos.
- Southern Energy: con una inversión de 2.900 millones de dólares, se desplegará un buque licuefactor en el Golfo San Matías (Río Negro), con una capacidad inicial de 2,45 millones de toneladas por año, lo que representa el 9 % de la producción nacional de gas natural. El inicio de operaciones está previsto para el segundo semestre de 2027. La iniciativa es liderada por PAE, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar.
- Proyecto Argentina LNG: este proyecto impulsado por YPF contempla la construcción de un gasoducto de 580 kilómetros que conectará Vaca Muerta con Sierra Grande (Río Negro), junto a una terminal de licuefacción. Se espera que la primera fase comience a operar en 2029 o 2030, con una capacidad de 10 millones de toneladas por año.
Estos últimos dos proyectos están destinados a transformar a Argentina en un exportador significativo de GNL, abasteciendo a grandes consumidores como Europa e India.
Fuera de estas inversiones vinculadas con el shale neuquino, aparece el Proyecto Fénix. Se trata de un desarrollo gasífero offshore ubicado en el Mar Austral Argentino, a 60 kilómetros de la costa de Tierra del Fuego. Es operado por el consorcio Cuenca Marina Austral 1 (CMA-1), integrado por TotalEnergies (37,5 %), Wintershall Dea (37,5 %) y Pan American Energy (25 %). Consiste en una plataforma de producción que conecta tres pozos productores de gas natural.
En su pico de producción, Fénix aportará hasta 10 millones de metros cúbicos de gas por día al sistema nacional, lo que representa aproximadamente el 8 % de la producción total de gas en Argentina. La inversión total del proyecto suma otros 700 millones de dólares.
Ya en 2019, cabe mencionar, Argentina dejó de importar petróleo y comenzó a exportar crudo de forma sostenida. Además, las importaciones de gas natural se redujeron un 60 % entre 2020 y 2024, lo que mejoró la balanza comercial energética del país. En noviembre de 2024, Argentina registró un superávit de 4.800 millones de dólares en la balanza comercial energética, luego de catorce años de déficit.
Se espera que las exportaciones de petróleo de Argentina superen los 17.000 millones de dólares en 2027, mientras que las de gas natural podrían alcanzar los 1.000 millones. En el largo plazo, si los proyectos de GNL avanzan como se espera, Argentina podría generar 15.000 millones de dólares en exportaciones de gas natural.